CAMPO DE BORJA

Más de dos mil personas despiden en Borja a la niña fallecida en la romería

El funeral se celebró ayer por la tarde en la iglesia de Santa MaríaAnte la masiva afluencia, parte de los asistentes tuvieron que quedarse fuera.

El ataúd con los restos de la niña fue transportado a hombros hasta la iglesia.
Más de dos mil personas despiden en Borja a la niña fallecida en la romería
JAVIER LERíN

Ayer no fue un domingo habitual en Borja. Bares sin música, caras muy serias, silencio y lamentos expresaban el dolor de todo un pueblo ante la trágica muerte el sábado en Tarazona de la niña borjana de 5 años, Ana Navascués Castellot. Ni siquiera los más pequeños, algunos de ellos compañeros de clase del colegio público Campo de Borja, se mostraban ajenos a lo sucedido.

La niña participaba el sábado en Tarazona en la primera romería rociera que se celebraba en la localidad cuando, por causas que se desconocen, la calesa en la que viajaba chocó contra uno de los pivotes de la acera y salió despedida golpeándose la cabeza contra uno de ellos. La rápida intervención de los servicios sanitarios y del helicóptero de emergencias del 112 no pudieron hacer nada por salvar su vida. El adulto que le acompañaba, residente en Ablitas (Navarra), sufrió heridas graves y fue trasladado al Hospital de Tudela.

Durante toda la tarde del sábado y hasta la hora del funeral, ayer a las 17.00, cientos de personas de Borja, de la comarca y de la vecina comunidad de Navarra, se acercaron hasta el tanatorio municipal para expresar su dolor a los familiares de Ana. Nadie recordaba una muerte de un niño en tan trágicas circunstancias. Así que todo Borja se volcó con los padres, Santiago y Cristina, y los abuelos de la niña fallecida.

Nada más conocerse lo sucedido, el alcalde del municipio, Eduardo Arilla, ordenaba la suspensión de todas las actividades del centro de ocio de la Ciudad del Menor cuyas puertas permanecían ayer cerradas y con una escueta explicación: "Cerrado por defunción".

El primer edil borjano, al que acompañaba en el funeral el alcalde de Tarazona, Luís María Beamonte, mostraba su pésame a la familia: "Es un día muy triste para Borja y estamos al lado de la familia para todo lo que necesiten, al igual que todos los ciudadanos que han acompañado a la niña en un momento tan triste como éste". Ayer se celebraba en Zaragoza la festividad patronal de la Virgen de la Peana donde también se recordó a la niña fallecida.

Muchos de los que acudieron al funeral, oficiado en la iglesia de Santa María, tuvieron que seguir la ceremonia religiosa desde la calle debido a la gran afluencia de gente. Más de 2.000 personas quisieron despedir en silencio a Ana.

Según recordaba Ángel Sanmartín, que tiene una finca contigua a la de los padres de la niña, "Ana tenía mucha afición a los caballos, la conocía desde que nació y estaba ciega con ellos". El presidente de la Asociación Cultural Taurina Campoltoro, Carlos Ballesta, de la que forman parte los padres de la niña, señalaba: "Estamos hundidos. Y queremos expresar a sus familiares todo nuestro dolor y acompañarles en este momento tan duro".

Toda Borja estaba conmocionada. Un amigo de los padres reconocía, con lágrimas en los ojos, la "fatalidad". "Un golpe muy cruel de mala suerte", apuntaba. Mientras, otra vecina, visiblemente emocionada, repetía: "Esto no es justo, era solo una niña que tenía toda la vida por delante, no, no es justo, es una tragedia", decía entre lágrimas.

Contra lo que es habitual, el coche fúnebre solo transportaba ayer las coronas de flores. Los amigos de la familia quisieron llevar, desde el tanatorio, el ataúd blanco con los restos de Ana a hombros hasta la iglesia donde los párrocos locales y una representación del cabildo catedralicio de Tarazona oficiaron el funeral.