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"Los vecinos lucharon mucho por conseguirlo"

El pulmón verde del barrio más poblado de Zaragoza, el parque Delicias, fue fruto del empeño insistente de sus vecinos, que reclamaban un espacio natural. Actualmente, es lugar de recreo y punto de encuentro habitual para los ciudadanos.

Jesús Blas, Nieves García, Blanca Hernández, Mariluz Laclaustra, Silvia Ortiz y Teresa Callejo, en el anfiteatro del parque Delicias
¿Los vecinos lucharon por conseguir el parque Delicias que disfrutamos ahora¿
LAURA URANGA

El pulmón del barrio más poblado de Zaragoza es todavía un quinceañero. Con poco más de 9 hectáreas de superficie, el parque Delicias surgió gracias al empeño y la pelea constante de sus vecinos, que desde 1986 reivindicaron la creación de un espacio verde para el barrio. Hasta entonces, apenas contaban con los jardines del Castillo Palomar.


“El Ayuntamiento quería levantar más de 1.000 viviendas en los terrenos del antiguo psiquiátrico -que era suelo donado en el siglo XIX a Zaragoza por la duquesa de Villahermosa para fines públicos- pero los vecinos nos opusimos. Hubo que pelear durante años hasta conseguir el parque del que ahora disfrutamos”, cuenta Teresa Callejo, de 68 años, una vecina del barrio que ha visto nacer y crecer este espacio verde. “Escuché una vez que nuestro barrio es el segundo más poblado de toda Europa, y era lógico que tuviera un parque a su altura”, apunta.


Finalmente, los vecinos consiguieron su propósito, y el parque fue inaugurado en febrero de 1995. Se aprovechó buena parte de los árboles y espacios naturales del huerto del psiquiátrico (lo que permitió a los paseantes disponer de zonas de sombra desde los inicios mismos del parque), y los pabellones que quedaron vacíos se reutilizaron para fines sociales, como un centro cívico, otro de día, una biblioteca o la sede de la Asociación Aragonesa pro Salud Mental.


A pesar de que en los ochenta, el manicomio desapareció tal como era conocido, la relación de los enfermos psíquicos con el parque era tan íntima que no se pudo entender una cosa sin la otra. “Se quiso mantener la convivencia que existía entre los enfermos y los vecinos. De hecho, los usuarios del taller ocupacional del actual psiquiátrico son quienes mantienen los jardines del parque”, explica Silvia Ortiz, técnico de la Asociación de Vecinos Manuel Viola.


“También fue muy positivo que se respetara prácticamente todo el arbolado”, dice Blanca Hernández, una vecina de 63 años, que siempre que puede pasea por los terrenos con su madre, de 97. “Está muy bien acondicionado, con zonas infantiles, grandes avenidas y hasta un área para la tercera edad”, añade.


En este parque hay más de cien especies botánicas e infinidad de pájaros. “Quedan algunos frutales de la época en que era huerto del manicomio, aunque ya no dan fruto”, explica Aurora Antón, que se encarga de las visitas guiadas al parque que se hacen desde la Asociación de Vecinos Manuel Viola.


El diseño del parque, con grandes zonas de sombra, pistas deportivas, estanques de agua, anfiteatro y grandes avenidas para pasear, lo convierte en un punto de encuentro ideal del barrio, tanto en invierno como en verano, y es escenario principal durante las fiestas de las Delicias. “El problema es que está muy masificado. Hay muy poco terreno para las necesidades reales del barrio”, incide Silvia. Además, los vecinos observan algún problema en una de las últimas incorporaciones: la zona de juegos infantil. “Al estar todo lleno de arena, la zona se embarra a menudo, se hacen surcos y es un foco de suciedad”, destaca Silvia.


El parque Delicias exigió muchos esfuerzos, pero quizás eso hace que sus vecinos lo disfruten más conscientes de ello. “Está muy bien acondicionado, pero todavía necesitaríamos más zonas verdes; somos muchos vecinos”, pide Nieves García, otra usuaria asidua del parque.