Una pista de pádel en mitad de la nada

Desde hace más de un año, las calles de una nueva zona de expansión de El Burgo de Ebro están construidas. Y también están colocadas las farolas e instaladas las papeleras, los bancos y más mobiliario urbano. Pero el barrio no tiene vida. Y no la tiene, salvo la que aporta algún paseante esporádico, porque los terrenos que iban a transformarse en viviendas siguen siendo solares vacíos. La burbuja inmobiliaria explotó y con ella pincharon también los proyectos previstos para esta y otras muchas zonas del área metropolitana de Zaragoza.

En uno de los pocos solares donde se anuncia la construcción de viviendas, se mantiene en pie una valla publicitaria. Pero solo es un cartel. El número de teléfono para interesarse por este residencial no corresponde a ningún cliente, según explica una voz enlatada al otro lado del móvil. Y no es el único caso.

Despista una pista de frontón y otra de pádel de césped artificial junto a varias zonas de juego para niños. Están en mitad de la nada. Pero un cartel muestra que el Plan E también llegó hasta allí. Y con el fondo estatal se construyeron unas instalaciones que los vecinos de El Burgo ya pueden utilizar. Son parte de las cesiones que correspondieron al Ayuntamiento. Están cerradas para evitar desperfectos, aunque las llaves pueden solicitarse en el Consistorio. Aun así, los primeros grafiteros ya las han estrenado.

Unos bancos aguardan para ser ocupados por quienes esperen su turno en las pistas, aunque, como es natural, un miércoles por la mañana, los usuarios no aparecen. El sector donde están el frontón y la pista de pádel es el único que ha sido recepcionado de forma provisional por el Ayuntamiento y, por tanto, que requiere de su mantenimiento.

La denominación de estas áreas cambió hace unos años. Antes eran zonas rústicas (de campos) y con la reforma del plan urbanístico se convirtieron en SR (sectores residenciales). Según explica el alcalde de El Burgo, Miguel Ángel Girón (PSOE), hay cinco áreas, aunque de momento solo se han urbanizado tres. Cada una tiene una superficie de unas cinco hectáreas y se han desarrollado por juntas de compensaciones. Tenían previsto un aprovechamiento de unas 50 viviendas por hectárea, lo que haciendo un calculo rápido habría supuesto la edificación de unas 1.250 casas. "Los planes para esta zona estaban claros. Parte del SR-4 se reservó para la ampliación del colegio, que prácticamente quedó pequeño el día de su inauguración. "El frontón se hizo en ese área destinada a zonas verdes y equipamientos porque nos gustaba", justifica Girón. Las dos instalaciones deportivas costaron unos 166.000 euros con cargo al Plan Zapatero. "Tarde o temprano se desarrollarán esos sectores", dice optimista el alcalde.

Entre los pocos vecinos que hay paseando por la zona, un jubilado explica que, aunque todo esta muy bien urbanizado, hace algo mas de un año que él llegó a vivir al municipio y, desde entonces, no ha habido ningún avance.

Antonio y José Luis ocupan uno de los bancos que hay en las inmediaciones del frontón. "Ahora está todo paralizado, pero la esperanza es lo último que se pierde", comenta Antonio, un jubilado que ha visto la transformación y crecimiento que ha vivido el pueblo en los últimos años. "Todos pensábamos que esto iba a ser el huevo de Colón, pero la gallina se murió", comenta refiriéndose a la crisis del sector inmobiliario.

Cuando Antonio era joven, en El Burgo había unas mil personas. Ahora, con 67 años, hay más del doble. "En los últimos años han venido muchas parejas jóvenes con niños o embarazadas y eso hizo que el colegio se quedara pequeño el mismo día que lo inauguraron", añade. No obstante, él también confía en ver desarrollada esta zona.

De momento, ninguna de las cooperativas de vivienda creadas han conseguido el número suficiente de personas para sacar adelante sus proyectos. Ni siquiera ofreciendo viviendas protegidas, algo que también han intentado los promotores. El Ayuntamiento también cedió el 10% del aprovechamiento del SR-4 a Suelo y Vivienda de Aragón para que construyera VPO. Y, según explica el alcalde, hace un año y medio había unos 300 demandantes apuntados al registro del Toc Toc en El Burgo. Pero antes de su construcción habrá que garantizarse que haya un mínimo de personas interesadas (que debe rondar la treintena).

El caso de El Burgo no es aislado. Imágenes como estas se repiten en otros muchos municipios del área metropolitana. Lo que sorprende en este caso es que los servicios hayan llegado antes que los 'inquilinos', cuando hace apenas dos años la rapidez con la que subían los muros de ladrillo no dejaba que los ayuntamientos llegaran a tiempo para acercar los servicios a todos sus nuevos vecinos.