BARRIOS

Los barrios rurales reclaman más recursos y más capacidad para gestionar sus fondos

La mayoría de estos núcleos se ven "privilegiados" en algunos aspectos y "abandonados" por el Consistorio en otros.

Casi siempre que el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, inaugura algún equipamiento en un barrio rural, lo 'suelta': "¡Qué bien se vive en los barrios rurales!". Sin embargo, los 14 núcleos urbanos de la capital aragonesa que no están unidos físicamente con la ciudad reclaman más inversiones para poder vivir aún mejor de lo que dice Belloch. La mayoría se reconocen "privilegiados" en algunos aspectos, pero también son casi todos los que piden más dinero para los gastos del día a día y, además, una mayor autonomía para poder gestionar estos fondos.


El Ayuntamiento de Zaragoza tiene una política de "discriminación positiva" con los barrios rurales. En efecto, las inversiones en estos centros urbanos han sido superiores a lo que les correspondería por población. Desde 2003, los 14 barrios rurales han recibido 37 millones de euros procedentes de las diferentes áreas municipales, del convenio firmado entre el Consistorio y la DPZ y del Fondo Estatal de Inversión Local, principalmente.


Sin embargo, los recursos que llegan vía presupuestos del Ayuntamiento, es decir, el dinero para el funcionamiento rutinario, han bajado en los últimos años, y los alcaldes lo notan. "Deberían ser partidas mayores, este año el dinero que dedicamos a mantenimiento y asfaltado ha bajado mucho", señala Rafael Esteban, alcalde de San Juan de Mozarrifar. "No tenemos lo que necesitamos, tendríamos que tener una mayor dotación económica y mayor capacidad de gestión", ratifica su homólogo de Garrapinillos, Mariano Blasco. Desde La Cartuja Baja, José Ramón Gracia añade que "en cuanto a inversión para obras menores estamos abandonados". Él, por ejemplo, tiene para todo 2010 una partida de 11.000 euros escasos para reparar baches o aceras en mal estado.


Al margen del convenio con la DPZ, las partidas regulares que se mantienen año tras año para los barrios rurales sumaban en los presupuestos de 2007 y 2008 casi 3,5 millones de euros. En 2009 entró la 'tijera' con fuerza, ya que estas partidas pasaron a ser de 1,8 millones de euros, un poco menos de lo que se empleará en 2010. Se trata de los recursos que se emplean en la conservación de equipamientos, los gastos para actividades para el barrio, las subvenciones a asociaciones, etc.

Las grandes inversiones

Las inversiones para obras más puntuales han sido más generosas. En Casetas -el barrio rural más poblado con casi 7.500 habitantes- se ha remodelado la avenida de Zaragoza en dos fases con un coste total de casi 4,5 millones, en Garrapinillos la ampliación de carretera de acceso costó 5,5 millones, la nueva alcaldía de Juslibol requirió 1,7 millones, un poco más que el centro de mayores que estos días se levanta en Montañana... Son trabajos necesarios, aunque aún resultan insuficientes, dadas las circunstancias de algunas juntas vecinales.


En algunas poblaciones, por ejemplo, hay zonas en las que las viviendas no tienen acceso al agua de boca. Ana Sancho, alcaldesa de Venta del Olivar, lo reclama para "unas 400 personas del barrio". "Es una necesidad básica, higiénico-sanitaria, que hay que hacer ya", reclama. En Garrapinillos, un barrio con viviendas muy diseminadas, hay problemas similares con unas 20 familias. En este barrio, como en Casetas, también claman por que se solucionen los problemas de abastecimiento que tienen, ya que una única tubería lleva el agua a estos dos barrios rurales y a Utebo. Un conducto que falla más de la cuenta, y ya son cuatro las veces que 25.000 personas se han quedado varios días sin suministro en los últimos meses. "Se ha convertido en un problema importante", señala Mariano Blasco, alcalde de Garrapinillos.


Otro problema común a los 14 barrios rurales es el estado de las aceras. Si el asunto ya es problemático en el centro de Zaragoza y se agudiza en los barrios de la ciudad, a varios kilómetros las deficiencias son enormes. En Movera, por ejemplo, su alcalde, Ismael Abadía, reclama que "tres de las plazas más céntricas desmerecen el casco urbano". En San Juan de Mozarrifar, Rafael Esteban dice que en muchas de las calles del barrio "los vecinos se tienen que bajar a la calzada" de lo estrechas que son. "Otras directamente carecen de aceras", dice el alcalde de este barrio de algo más de 2.000 habitantes. En Villarrapa, donde no llegan a 200, el estado de la carretera que lleva al núcleo urbano desde la gasolinera es lamentable. "Me dijeron que en seis meses lo tendría, pero ya han pasado tres años desde entonces", lamenta Luis Ochoa, su alcalde, contento en cambio por el área de servicio que se ha instalado en su término municipal. Ahora cree que, gracias al convenio con la DPZ, en abril puede estar el camino asfaltado.


En cuanto a los equipamientos deportivos, sociales y culturales, los barrios rurales están -salvando casos puntuales- bien surtidos. Varias sedes de alcaldías se han renovado en los últimos años, las instalaciones deportivas, muchas de ellas totalmente desfasadas, se van mejorando, y hay varios barrios rurales que cuentan con piscina propia.


Sobre el transporte público, todos los alcaldes reconocen que la ayuda del consistorio es fundamental para soportar un sistema que resulta deficitario. En 2009 hubo más de 4,6 millones de viajeros a los barrios rurales, 2,2 de los cuales usaron la línea de Casetas.


Pese a las desventajas, y como repite Belloch en sus contadas visitas, también todos reconocen la calidad de vida que se gana en los barrios rurales con respecto a la bulliciosa ciudad.