CULTURA

El Instituto de Estudios Islámicos podría desaparecer en las próximas semanas

El CSIC se replantea su vinculación al centro tras un informe que critica su falta de "perfil científico definido"

Un investigador trabajando en el IEIOP, en una imagen de archivo.
El Instituto de Estudios Islámicos podría desaparecer en las próximas semanas
heraldo

El Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo (IEIOP), un centro que, pese a su juventud, es ya una referencia en su campo, podría tener los días contados. Incluso es posible que desaparezca dentro de unas semanas. La clave del asunto está en que el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) está en plena reestructuración, ha encargado una evaluación externa de 200 de sus centros y, en tiempos de ajustes económicos, no ve con buenos ojos a ninguno de los que ha recibido calificación negativa. El IEIOP es uno de ellos. El informe señala que su principal defecto es que adolece de "falta de perfil científico definido".

 

Todavía no se ha tomado la decisión definitiva sobre el futuro del centro, algo que ocurrirá seguramente en la reunión del consejo rector del IEIOP que tendrá lugar en los próximos días o semanas. Pero la cosa pinta mal, muy mal. Y eso que ninguna de las tres instituciones que lo sostienen -CSIC, Cortes de Aragón y Universidad de Zaragoza- quiere manifestarse sobre los rumores que empiezan a cobrar cada vez más fuerza y que apuntan que el CSIC puede desvincularse del proyecto y enviar a sus investigadores y becarios a otros centros españoles, lo que dejaría herido de muerte al centro aragonés.

Reconsiderar las prioridades

Las nubes de la tormenta empezaron a fraguarse el año pasado, cuando el CSIC inició un nuevo plan estratégico para los próximos años, con el objetivo, en plena crisis económica, de rentabilizar esfuerzos económicos y, por tanto, reconsiderar sus prioridades. El CSIC acaba de estrenar sede en Madrid, ha concentrado las Humanidades en la capital de España y ha reorganizado sus áreas. En Madrid tiene el Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo y en Granada la veterana Escuela de Estudios Árabes. "En teoría, todo lo que estamos haciendo aquí ya lo está haciendo el CSIC en otro lado", reconoce un investigador que trabaja en el centro aragonés. Pero en la práctica no es así. "En lo que trabajamos más es en dialectología árabe y en la recepción de la cultura árabe en España, campos que nadie toca. Y publicamos una revista, 'Estudios de Dialectología Norteafricana y Andalusí', que casi puede decirse que es única en Europa". Y en el centro aragonés trabajan prácticamente los únicos investigadores españoles que saben asirio, ugarítico o fenicio. Pero es cierto que hay áreas de investigación comunes con otros centros, y que el IEIOP necesita en estos momentos una fuerte inyección económica para consolidarse en el panorama científico internacional. Y en tiempos de crisis económica...

 

Desde el CSIC hacían ayer una llamada a la tranquilidad. "Este tipo de proyectos culturales deben manejarse con calma y tranquilidad -aseguraba Javier Moscoso, coordinador del Área de Humanidades y Ciencias Sociales-. En primer lugar, hay que subrayar que en ningún momento se ha puesto en duda la calidad científica de los trabajos realizados, que es altísima. Pero el CSIC está reorganizándose, ha habido un proceso de evaluación y el IEIOP no ha tenido una valoración positiva. Pero eso no es determinante: 5 de los 11 institutos del Área de Humanidades y Ciencias Sociales no han tenido una valoración positiva. Y, además, el centro no es nuestro: todas las decisiones sobre su futuro deberá tomarlas el consejo rector, en el que se integran tres instituciones. Además del CSIC, las Cortes de Aragón y la Universidad de Zaragoza".

 

Algunas fuentes señalaban ayer que en una reunión mantenida en el mes de julio pasado se supo que la comisión del Área de Humanidades (un órgano consultivo) es favorable a la retirada del CSIC del proyecto. Moscoso reconocía ayer que era 'posible' el cierre del centro aragonés, pero matizaba que 'es posible también otro futuro, si hay otros acuerdos y consensos. Ese proyecto pertenece a tres instituciones, y serán ellas las que tendrán que decidir. No tenemos ningún informe que recomiende ni el cierre ni nuestra desvinculación. No puede haberlo. Sería una descortesía'.

Tres hipótesis de futuro

Desde las Cortes de Aragón se limitaban a asegurar que no podían entrar a valorar el asunto 'porque no ha habido una comunicación oficial del CSIC al respecto', al tiempo que subrayaban su satisfacción por la calidad científica de los trabajos desarrollados.

 

Pero el caso es que el Instituto se encuentra en una encrucijada. Caben tres posibilidades. La que parece menos factible es que las instituciones que lo sostienen, u otras, acuerden una importante inyección económica que garantice su consolidación y crecimiento para los próximos años.

 

La segunda es que todo siga como hasta ahora. El problema es que el IEIOP se encuentra en un círculo vicioso, en un bucle fatal. Para cumplir los objetivos que le pide ahora el CSIC -antes era más 'comprensivo', al entender que se trata de un centro en periodo de crecimiento-, necesita un sustancioso incremento presupuestario. Pero, si éste no llega, no puede cumplir los objetivos que se le piden, no puede ganar la masa crítica necesaria para funcionar. "Si la situación se mantiene como está -reconoce un investigador- entraríamos en estado vegetativo. Estaríamos en coma, atados de pies y manos... Pero estaríamos".

 

La tercera posibilidad sería que el CSIC se desvinculara y 'recolocara' sus investigadores y becarios en otros centros (Madrid, Granada...), al igual que su parte de la biblioteca que se ha configurado estos años. Podría ocurrir entonces que Cortes de Aragón y Universidad de Zaragoza decidieran continuar con el proyecto, pero éste quedaría herido de muerte. "Lo más probable es que acabara disolviéndose", asegura el investigador. El varapalo sería duro para la Universidad de Zaragoza, y durísimo para el departamento de Historia Antigua.

Todo esto ocurre, además, cuando el Instituto de Estudios Islámicos se encuentra en su situación más precaria: amenazado por la crisis económica y sin director. A Gonzalo Borrás le ha llegado la hora de la jubilación y habría que elegir quien le sustituya.