ZARAGOZA

Sin agua durante 9 kilómetros

Salir a correr o dar un paseo en bici por algunas zonas verdes de Zaragoza en pleno verano puede llegar a ser peligroso. Sobre todo, si se confía en las fuentes de agua. Muchas de ellas están inutilizadas. En algunas no sale agua, en otras, incluso, falta el grifo.

A lo largo de un recorrido por las ribera derecha del Ebro, pueden encontrarse hasta siete bocas de agua. Pero esto no se convierte en una solución para la sed. Solo dos funcionan y entre ellas, distan casi 9 kilómetros.

El paseo empieza en el parque de los Cineastas, situado al final de la calle de Adolfo Aznar. Más vale llevar la botella llena, porque la única boca de agua que hay lleva tiempo seca. No tiene grifo. Enrique Armingol suele salir a correr por la zona: "A la fuente le falta el grifo desde hace un año y aún no la han arreglado".

El problema se repite cinco minutos después, en una zona de recreo al final de la avenida de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Hay fuente, pero ni rastro del grifo. Sin embargo, unos metros más adelante, en la calle de Francisco Ferrer, por fin, se puede llenar la botella. Un charco al pie de una fuente indica que ésa sí que funciona.

Desde el Ayuntamiento aseguran que se intenta que las bocas de agua de todas las zonas verdes de cierta importancia estén en buen estado. Pero explican que este mantenimiento resulta complicado: "El deterioro que sufren por el uso, el mal uso y el vandalismo exige una vigilancia estrecha".

Pero los problemas no terminan aquí. Si se cruza a la otra margen del Ebro por el paso peatonal paralelo a la A-2, beber agua se convierte en una auténtica odisea.

Por el camino ciclable que recorre la margen derecha no se encuentra ninguna fuente durante 20 minutos. Carlos Campos, de 17 años, suele salir a correr o a andar en bici por este camino: "Yo siempre voy con mi botella. Hasta el puente del Tercer Milenio no se vuelve a encontrar ni una fuente". Sin embargo, la primera aparece antes, a la altura del párquin de la Expo. A diferencia de las anteriores, esta es una fuente nueva. Pero basta apretar el botón de metal abrasador para darse cuenta de que no funciona. Pasa lo mismo con otras dos bocas de agua un poco más adelante.

A pesar del calor, la zona es frecuentada por bastante gente para practicar deporte. David Magaña paseaba ayer en bicicleta con su mujer. "Es la primera vez que venimos aquí. El carril bici está muy bien, pero es verdad que hemos tenido que entrar a un bar para poder beber algo", comenta.

La sequía continúa hasta el puente de Santiago. Al otro lado, en la arboleda de Macanaz, hay dos bocas de agua y las dos funcionan. Al apretar el botón sale, con fuerza, un chorro de agua relativamente fresca. La última fuente que funcionaba queda 9 kilómetros atrás (más de 50 minutos en bicicleta).

El Ayuntamiento reconoce el problema pero explica que en el caso de las fuentes localizadas en el entorno de la Expo, como el parque del Agua, se produce una salvedad. De ellas debe encargarse la empresa constructora de las obras. "Ya son conocedores del problema y se espera que la corrección culmine pronto", aclaran.

Hasta entonces es conveniente no olvidar las botellas de agua, sobre todo, si se sale a hacer deporte por esta zona y el calor se hace notar. Porque desde la calle de Francisco Ferrer, en el barrio del Actur, hasta la arboleda de Macanaz, encontrar una fuente que funcione puede convertirse en una travesía por el desierto.

Otras zonas

Aunque esta no es la única zona de la ciudad con este tipo de problemas. En otros recorridos bastante frecuentados por deportistas como ciclistas o corredores también falta el agua.

Desde el puente de Santiago hasta el Azud hay tres fuentes útiles, las tres, en el parque situado entre este último y el puente de Hierro. Pero una vez que se coge el carril bici de la ronda de la Hispanidad, a la altura del Azud, el agua desaparece. Siguiendo este carril, se llega hasta el cementerio, y a lo largo de todo ese recorrido (7,4 kilómetros) no se encuentra ni una sola fuente.

Algo parecido ocurre en el paseo de Colón. La zona del canal, por su cercanía al parque grande, es una de las preferidas para los corredores y ciclistas. Sin embargo, encontrar agua a lo largo del canal vuelve a ser complicado. La mayor parte de la gente lo sabe y por eso, llevan sus propias botellas. "Yo no cuento con las fuentes", comenta Miguel Ángel López, que ayer al mediodía paseaba por un carril bici con su hijo.