CRIMEN DE LA CALLE CONTAMINA

"Nunca hemos sido rencorosos ni vengativos, pero han matado a Iñaki y exigimos justicia"

Los padres del joven fallecido por la agresión de hace una semana en el Casco se personan como acusación particular. Su letrado no acepta que un puñetazo tan brutal sea calificado como imprudencia.

"Nunca hemos sido personas rencorosas ni vengativas, pero han matado a nuestro hijo y vamos a exigir que se haga justicia. Nos han dejado vacíos y ya no nos queda otra meta en la vida". Una semana después de que un brutal puñetazo acabara con la vida de Iñaki de las Heras Solano a las puertas de un bar del Casco Viejo de Zaragoza, sus padres -Aurelio y Leonor- tratan de reordenar las piezas de un puzle completamente roto. Lo hacen desde un profundo dolor, pero con una admirable serenidad y una envidiable lucidez. "Nos gustaría que su muerte tuviera algún sentido", dice Aurelio. "E invitaría a quienes por una causa u otra están más predispuestos a la violencia a que este lunes se acerquen a pasar un ratico con nosotros", añade, refiriéndose a la concentración que tendrá lugar en la plaza del Pilar (20.00). "Si lo hacen, puede que la próxima vez cuenten hasta tres antes de agredir a alguien, que ese alguien no pierda la vida y que ellos no compliquen para siempre la suya", concluye.


Durante esta interminable semana, este matrimonio de San José no ha dejado de recibir muestras de cariño y solidaridad. "Nos han llamado de toda España, y ha pasado gente por casa que ni conocíamos", explican. "Pensábamos que nuestro hijo era una chaval normal, pero ver a toda esta gente nos ha servido para darnos cuenta de que era bastante más que eso", señala la pareja, reconociendo que "nunca podrán dejar de agradecer tanto afecto". En cualquier caso, tienen algo muy claro: "Nos hemos visto en este mal trago, pero somos una familia trabajadora normal, como tantas otras en este país". De hecho, Aurelio, fresador de profesión, se acababa de quedar en el paro una semana antes de la muerte de Iñaki. "No pretendemos dar pena -dice-, solo queremos luchar por la memoria de Iñaki".


El juez de guardia decretó el pasado martes el ingreso en prisión de tres jóvenes, de entre 22 y 23 años, por su presunta participación en los hechos. Pero será la investigación del caso, de la que se ha hecho cargo el Juzgado de Instrucción número 6, la que permita despejar todos los interrogantes. "Lo que nos han dicho sus amigos es que fue todo un visto y no visto, y que no había pasado nada entre ellos. Ni pisotones ni nada parecido", señala Leonor. "Lo que también sabemos es que Iñaki cayó fulminado al suelo tras recibir el puñetazo, y que fue este golpe el que la causó la muerte y no la caída", añade. "Creíamos que podía aparecer alguna señal de defensa en el cuerpo de mi hijo, pero ni eso. Fue un golpe sorpresivo y no tuvo ninguna oportunidad de defensa", apostilla Aurelio.


"No puede ser una imprudencia"


El penalista zaragozano Enrique Trebolle será quien ejerza la acusación particular en nombre de la familia. La personación se oficializó el pasado viernes, por lo que todavía no ha podido participar en ninguna diligencia, ni siquiera en los primeros interrogatorios de los tres imputados. "Por la gravedad de los hechos, la medida de prisión preventiva para los tres detenidos nos parece muy acertada. Ahora, podremos estar presentes cuando declaren ante el juez y cuando se organicen las ruedas de reconocimiento", indica el abogado. "Lo que queremos saber es qué sucedió realmente aquella noche, qué función desempeñó cada una de las personas que están en prisión y, lo más importante, quién propinó el puñetazo que mató a Iñaki".


Lo que sí tiene clara la acusación particular es que un golpe de semejantes características -el puñetazo fue directo a la frente, y provocó una gran hemorragia cerebral- "no puede considerarse una imprudencia de ninguna manera". "Vemos con preocupación que se ha intentado confundir, minimizando y banalizando el asunto, como si fuera un encontronazo más del fin de semana. Pero estamos hablando de una violencia desmedida y dirigida. Veremos ahora si fue un dolo directo o indirecto", concluye Trebolle.


Los padres de Iñaki saben que les aguarda un largo calvario, pero asumen que "lo peor" ya lo han sufrido. Se quedan con lo buenos recuerdos. "Son tantos y tan agradables, que no será suficiente esta vida para agotarlos", afirma su madre. De momento, están muy satisfechos de que su hijo haya muerto "dando vida". "Cuando entró en el quirófano -recuerdan-, ya nos dijeron que las posibilidades de supervivencia eran mínimas, y que si resistía sería un vegetal. Decidimos donar sus órganos, como él quería, y han aprovechado todo su cuerpo. Salvo el cerebro, que se lo destrozaron".