PABELLONES

Tejidos afganos

El pabellón afgano muestra en una serie de imágenes algunos de sus paisajes más hermosos, así como de algunos de los proyectos que llevan a cabo los soldados españoles allí destinados, y un sinfín de alfombras kazakas de calidad inigualable.

Como si realmente hubiera viajado hasta Afganistán se sentirá cuando le hagan una foto junto a la imagen del inicio del pabellón que representa un paisaje emblemático afgano, y está diseñado de tal manera que parecerá que ha estado allí de vacaciones.


Junto a esta foto de gran tamaño, hay un cartel en el que se explica la idiosincrasia del pueblo afgano. Orgullosos de su religión y de sus antecesores, valoran por encima de todo su independencia. Además, la división en clanes es muy importante para ellos, así como el sentido del honor.


En la pared derecha se exponen otra serie de fotografías que muestran la belleza del país, haciendo un repaso por sus superficies más elevadas. Muchos de los monumentos más emblemáticos afganos han sucumbido en las recientes guerras, como es el caso de los dos budas de Bamyan que fueron destruidos por los talibanes.


En la pared frontal tres imágenes muestran algunas de las obras que han llevado a cabo los militares españoles destinados en el país en alianza con las fuerzas de coalición. En una de ellas se ve a dos hombres recogiendo agua de un grifo instalado por los soldados españoles para suministrar agua potable a la gente. Mientras que en otra se observa un camino construido para hacer más accesibles algunas zonas.


De repente, en la simplicidad del pabellón, se abre una sala cuadrada de la que cuelga un cubo gigante. En las paredes puede leerse la frase: “El agua es vida: cada gota es un legado para generaciones presentes y futuras”. Mientras que el suelo está tapizado con alfombras “kazakas afganas”, las más típicas del país.


Después, se abre paso la parte comercial, una zona de bisutería bien ordenada, así como un puesto donde se venden alfombras de lana 100%, hechas a mano. “Muchos hombres se dedican a tejer las alfombras, y las mujeres de los pueblos también trabajan en este arte. Una de 2x3 metros tardan en confeccionarla más de dos meses”, explica Ahmad, uno de los trabajadores del pabellón. Las hay desde gigantes para cubrir un salón entero, hasta pequeñas alfombras-funda en las que antiguamente se guardaba la sal y ahora se utilizan como decoración en las paredes.


Pero si no tiene sitio en casa para tanta alfombra, puede llevarse de recuerdo una pequeña figura de onyx para la estantería de los tesoros. Aunque si lo que le va son los regalos comestibles, aquí encontrará un gran surtido de frutos secos en paquetes de medio kilo: ciruelas secas, pasas rojas, nueces sin cáscara o piñones. “Los pistachos han tenido un gran éxito y ya se nos han acabado”, indica Ahmad.


Y es que la vida sigue en Afganistán y lo demuestran bien en la Expo.