EXPO TENDENCIAS

La Expo crea moda

Gorras, sombreros, gafas de sol, paraguas, y abanicos ya son imágenes típicas en las filas y calles del recinto. La gente ya experimentada en este tipo de eventos apuesta por un ¿look¿ cómodo y desenfadado para las calurosas visitas a la Expo.

“Nos hemos traído sombreros de casa para evitar el calor en las filas”, explica Mari Carmen que ha venido desde Guadalajara con otros 53 compatriotas. Juan Manuel, Marisol, Víctor, Juan, Paco, Carlos, María Luisa y Mari Carmen han elegido ropa holgada y cómoda para los tres días que van a pasar visitando la Expo. También traen protección solar y abanicos para hacer más llevaderas las esperas, y en los bolsos guardan frutos secos y caramelos para reponer las fuerzas perdidas.


Los jóvenes tampoco resisten las altas temperaturas y aprovechan para lucir prendas más cortas que en otras ocasiones. “Si dejaran venir en bikini lo hubiéramos hecho”, explican cinco amigas del pueblo navarro de Muniáin. Bea, Natalia, Marina, Alicia y Esti han optado por los, tan de moda, pantalones de tela caídos de estilo hippie combinados con camisetas de tirantes. “Hemos venido todas con zapatillas de deporte, nada de tacones”, indican mientras señalan el calzado y los respectivos tatuajes de ‘henna’ hechos en el pabellón de Nepal. Alguna incluso se ha traído un pai-pai de casa.


Ismael y Diego llaman la atención desde la distancia en mitad de la Avenida 2008. Sus nuevos sombreros de paja les quedan como un guante. “Nos los acabamos de comprar por 6,55 euros. Esto y una cervecita nos está ayudando a pasar mejor la resaca de ayer”, explican estos amigos. Al poco rato, se les unen otros compañeros. María Jesús, Nuria y Clara han venido desde Valencia para ver la Expo. “Llevamos pantalón corto y chanclas, pero creíamos que no iba a hacer tanto calor”, afirman estas chicas que sí que están armadas con buenas gafas de sol y abanicos para derrotar a este calor que supera los 30 grados.


Con un traje blanco con bordado de flores y unos ‘leggins’ rosas espera María Simaò a que salga su familia de visitar el pabellón de Portugal, país donde residen aunque son de nacionalidad angoleña. “He preferido ir con sandalias planas por comodidad, y me he puesto medias porque así no transpiro tanto”, señala esta guapa visitante mientras vigila a su sobrino. “Ya conocía España, y más o menos es el mismo calor que en Madrid y Sevilla”, añade para explicar que no le ha parecido que el calor fuera tan excesivo.


Miriam y Asier son una pareja de Madrid que se ha organizado muy bien para resistir a las altas temperaturas. “Vamos con ropa fresquita, pañuelos en la cabeza y el pelo mojado. La única duda que teníamos era si calzado abierto o cerrado. Pero creo que hemos acertado y repetiríamos atuendo”, explica Asier en uno de los extremos del Pabellón Puente.

La familia Janillo ha decidido no pasar calor y por eso han optado por los bañadores. El pequeño Javi, directamente, se ha puesto el traje de baño y se ha quitado la camiseta para remojarse allí donde encuentre un poco de agua. Javier, Javi, José, Natalia y Mari entraron en el cubo de agua que linda con el Pabellón Puente para refrescarse y seguir su recorrido.


La sombrilla china azul de Maribel sobresale en el cielo de la Expo. “Hemos salido de Castellón a las 5.30 de la mañana para estar aquí a primera hora. Su cuñada Victoria le acompaña con un paraguas para protegerse también del sol. Su marido Conrado y el hermano de éste, Mariano también van conjuntados, no en complementos sino en ropa. Pantalón corto claro y polo de rayas o de cuadros. Todos han elegido deportivas blancas para la ocasión.


La moda se unifica en el recinto y la gente no piensa en lucir tipo sino en pasar el menos calor posible y llevar ropa ‘trotera’ que aguante la dura prueba de la Expo. Ya sabe, deje su Chanel en el armario para otra ocasión mejor y atrévase con los shorts, deportivas y camisetas holgadas.