EXPO 2008

Otra distribución es posible

La plaza del Agua Compartida aparece eclipsada por la magnificencia del pabellón de España que se erige a su lado. Este espacio está dividido en cinco zonas: un laberinto, la escalera, el mirador, la rampa y la cuenca fluvial. Se espera que el visitante sienta la necesidad de "repensar" la manera de relacionarse con la naturaleza para mejorar la gestión del agua.

Al entrar a la plaza, las paredes lanzan una pregunta al visitante, ¿de dónde vienes? Esto es el inicio de una serie de cuestiones y respuestas que se irán formulando a lo largo del recorrido en español, francés e inglés para que todo el mundo comprenda lo que se intenta transmitir. Después, una serie de carteles informan de datos históricos y curiosos sobre el uso del agua en diferentes territorios.


Una de las ideas que se defiende es que los mapas políticos de los países alejan se de la realidad física y de este modo, las fronteras políticas no tienen que ver con los límites geográficos. Por ello intenta transmitir la organización del agua en cuencas para que todos los habitantes estén implicados en la gestión de sus recursos.


Los visitantes se pierden en medio del laberinto y no saben por dónde seguir. Unos amables carteles indican la continuación del recorrido, pero pasan desapercibidos para muchos. Las paredes de esta zona están hechas de espejos, lo que provoca el desconcierto del visitante. Algunos de los espejos proyectan además imágenes de las zonas naturales y ríos de los que tratan.


También hay lugar para cifras desorbitadas. Por ejemplo, el 70% del agua que el ser humano usa se destina a los fines agrícolas. Y un 40% de esta agua se pierde por la falta de infraestructuras adecuadas y una deficiente gestión del riego. El uso industrial se lleva un 24% de la demanda total en los países desarrollados.


Al tratarse de la Expo del Agua en Zaragoza, el Ebro no podía faltar a la cita. Por ello se hace referencia al desastre que tuvo lugar en 2002 cuando un vertido de mercurio alcanzó la red de suministro de agua potable de Tarragona, Reus y Salou. También se expone el problema que suponen las casi 200 presas y embalses que hay en la cuenca del Ebro y que retienen el 90% de los sedimentos, disminuyendo así la fertilidad y biodiversidad de su delta.


Después de este bombardeo de datos, comienza la concienciación a través de eslóganes hablados en las escaleras mecánicas que ascienden al siguiente nivel. Aquí se escuchan frases como “no podemos permanecer pasivos”, o “un mundo mejor es posible”. Tras esto, un fantástico mirador se abre ante los ojos del visitante desde el que se tienen unas inmejorables vistas del pabellón de España y del la cuenca hidrográfica que se ha fabricado en la propia plaza. Eso sí, la cuenca aparece modificada por las acciones del hombre como carreteras, presas, zonas industriales y núcleos urbanos.


La conclusión que se espera inducir al visitante es que la unión en cuencas hidrográficas beneficia a todos y une en las labores de gestión y distribución del agua de las comunidades. De este modo se comparten responsabilidades y la cuenca acaba siendo “nuestra casa”.