EXPO 2008

El archipiélago de las 7.000 islas

En este espacio el agua está presente en cada rincón gracias al diseño y las melodías acuáticas que lo inundan. Los masajes gratuitos lo han convertido en una visita obligada, y los sombreros de cáñamo a menos de 3 euros en un lugar ideal para encontrar un buen regalo a buen precio. El lugar rinde tributo a todos los filipinos que se preocupan por el cuidado del agua.

El pabellón de Filipinas abre sus puertas al visitante como un espacio oscuro que simula el fondo del mar. Decenas de esferas transparentes cuelgan del techo representando gotas del agua con pequeñas figuras de la flora y fauna marina en su interior. La idea es que el turista se sienta dentro del mar, como un habitante más de los fondos acuáticos filipinos, ya de por si muy poblados.


El espacio está dedicado a los incontables proyectos sobre el agua que se realizan en el país, y que son gestionados por miles de filipinos anónimos. Gracias a ellos, la sostenibilidad es una realidad en este archipiélago. Algunas provincias promocionan su turismo, como el de submarinismo que comenzó su trayectoria en los 70 y que sigue aumentando. Otras, como la provincia de Bohol, hacen gala de sus santuarios de fauna marina.


Uno de los reclamos es sin duda el spa “Agua y Óleo” donde se ofrecen masajes gratuitos de 10 minutos de duración. Es el llamado “hilot”, una técnica terapéutica que se centra en las cervicales, la espalda, el cuello y los brazos. Al día pasan cerca de 100 personas por estas manos curativas filipinas. Otro placer gratuito del que se puede disfrutar, es el café hecho con granos cultivados ecológicamente.


En la pared de la derecha están alineados unos relojes de arena gigantes que contienen joyas inspiradas en los diferentes tipos de arenas de las islas que van desde la negra, pasando por la roja y hasta la arcilla más blanca de las playas paradisíacas.


Música de inspiración acuática inunda todos los rincones de la sala, especialmente a través de las cápsulas de sonidos que forman rincones con composiciones de artistas contemporáneos inspiradas en el medio marino.


La tienda es otra de las estancias curiosas del pabellón. En ella podrá encontrar desde pamelas de cáñamo de Manila en diversos colores por menos de 3 euros, hasta elaborados bolsos a 21 euros, o joyas hechas con conchas. Además de los típicos mantones de Manila que oscilan entre los 55 y los 151 euros, así como pendientes de perlas por unos 50 euros. También han triunfado mucho entre las visitantes más coquetas los fulares hechos a base de fibra de plátano que rondan los 150 euros y que se pueden colocar de diversas maneras, como un chal, anudado como camisa, o ajustado como un top entre otras.


Lo más interesante y más relacionado con el agua es el recuento de promesas cumplidas que se presenta en pantallas a lo largo del recorrido. Son diez video-documentales que evocan los proyectos que se han realizado en el país, cumpliendo así con las promesas que se hicieron a los habitantes de las 7.107 islas que componen en archipiélago.