El paso subterráneo que sustituye a la problemática rotonda de la MAZ, en la autovía de Huesca, se abrió ayer sin previo aviso y de forma provisional. Numerosos conductores que circulaban ayer por la mañana por la A-23 se encontraron de repente atravesando esta nueva infraestructura de acceso a la capital aragonesa.

Pero el proyecto no está totalmente finalizado. Los operarios todavía trabajan en los viales en superficie. Se están habilitando cuatro ramales de entrada y salida a la autovía de Huesca, a la avenida de la Academia General Militar, al camino de servicio y al vial hacia Parque Goya y al Campus Río Ebro. Se espera que todo esté totalmente concluido en una semanas, antes de la Expo.

La nueva infraestructura dispone de dos calzadas con dos carriles de 3,5 metros, arcén exterior de un metro y carriles de cambio de velocidad. Los cuatro ramales que enlazarán con la rotonda tiene cuatro metros de ancho y se limitan con arcenes y cuneta o con aceras. También se han construido muros que ejerzan como pantallas laterales.

La velocidad está limitada a 80 kilómetros por hora. En total, se han invertido más de diez millones de euros para poner fin a una rotonda con continuos problemas de atascos en las horas punta. Las obras las está llevando a cabo la empresa Acciona. Hasta ahora, el tránsito por la rotonda de la MAZ se eleva a 50.000 vehículos al día. Esto provoca en horas punta retenciones de más de 30 minutos y de más dos kilómetros de longitud, colapsando muchas mañanas y tardes los viales entre la rotonda y el puente de Santiago, en ambas direcciones.