TRIBUNALES

Una veterinaria y un carnicero, juzgados por un caso de triquinosis

Los denunciantes, que tuvieron que ser hospitalizados, acusan a la sanitaria de no detectar la enfermedad en las muestras entregadas.

El Juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza juzgó ayer a Patricia N. C. y Tomás V. C., veterinaria y carnicero de Cuarte de Huerva, respectivamente, por una imprudencia leve que desencadenó una intoxicación alimentaria. Los denunciantes fueron cuatro amigos afectados hace un año por un brote de triquinosis, y que ahora exigen indemnizaciones que superan los cien mil euros. Acusan a la sanitaria de no detectar las larvas del parásito en las muestras que le entregaron, y de emitir un informe para el que no estaba autorizada por el Gobierno aragonés. En cuanto al carnicero, encargado de preparar las ristras de chorizo, lo consideran correponsable, por dar por bueno un certificado que no era el exigido para elaborar productos de consumo humano.


Por su parte, los denunciados niegan la acusación y creen que la carne usada para hacer los embutidos no fue la del animal analizado. Y para ello, señalan que se repartió un número de ristras que era "imposible" que salieran de un único jabalí. El carnicero explicó también durante la vista que cada profesional ata los chorizos de una forma característica que le identifica, y que los intervenidos no tenían sus nudos. Para el abogado que les asiste, Fernando Esteras Duce, "en esta denuncia solo hay una clara intención de sacar dinero". Por ello, pidió al juez que se deduzca testimonio de las declaraciones de los denunciantes -Francisco G. G., Manuel S. R., María Ángeles P. P. y Juan Carlos T. A.- por si hubieran formulado una falsa denuncia.


Cacería en Barbastro

Según manifestó Manuel S. R., la cacería en la que fue abatida la pieza tuvo lugar el 18 de diciembre de 2006 en el Somontano de Barbastro. "Metimos al animal en el maletero del coche y lo bajamos a Cuarte, donde lo despiezamos. A última hora de la mañana, llevamos unas muestras a la clínica para analizarlas", indicó. "La veterinaria emitió un informe favorable -añadió-, por lo que llevamos el jabalí al carnicero para que hiciera los chorizos". El resto de denunciantes varones corroboraron esta versión.


Por su parte, María Ángeles P. P. dijo que a ella le llevaron unas ristras de chorizo a casa, pero que ni estuvo en la cacería ni en el despiece. "Nunca me había encontrado tan cansada y tan mal", indicó, cuando le preguntaron por los síntomas que presentaba. "Cuando fuimos a urgencias, aunque había mucha gente, nos cogieron los primeros y nos pidieron que avisáramos rápidamente a otros posibles afectados", añadió.


La letrada de los denunciantes, Carmen Sánchez Herrero, recordó que "la vida de una de estas personas llegó a estar en peligro y que estuvo doce días hospitalizada, varios la UCI".


Según fuentes del Gobierno aragonés, en la actual temporada de caza se han detectado dos casos de triquina, en dos jabalíes abatidos en los montes de las Cinco Villas. En estos dos casos, los análisis practicados a los animales, que son obligatorios, permitieron que la larva no se transmitiera a humanos, a los que puede causar graves trastornos. Pese a ello, los sanitarios advierten de la proliferación de casos en los últimos dos años en la zona.