La bronca de la Ofrenda se queda en una leve acusación que se saldará con multas

La juez no ve delito grave y enmarca la trifulca en la tensión generada por la actuación policial del 1 de octubre en Cataluña.

Momento de la detención en la plaza de San Felipe
Momento de la detención en la plaza de San Felipe

El altercado registrado el pasado 12 de octubre en la calle de Alfonso I durante la Ofrenda se quedará en un juicio contra los cinco investigados por tres delitos leves (antes faltas) de lesiones  de los que fueron víctimas tres policías locales. De esta forma, ni la ex directora general de Administración Local de la DGA y exmilitante del PAR, Paula Bardavío, ni su marido –bombero–, su cuñado –policía nacional– ni su hermana y un amigo serán juzgados por delitos de atentado, resistencia y lesiones por los que han sido investigados.

La juez del caso, titular del Juzgado de Instrucción número 3, Mercedes Terrer, tras interrogar a todos y a los policías que arrestaron esa tarde a tres de ellos, ha llegado a la conclusión de que el incidente hay que enmarcarlo en el ambiente de "enorme tensión" existente en esas fechas en España a raíz de los hechos ocurridos días antes en Cataluña y, en concreto, a la intervención policial por el referéndum del 1 de octubre.

Recuerda la magistrada en su auto que esto generó en la población reacciones generalizadas de apoyo y rechazo a las Fuerzas de Seguridad "acompañadas muchas veces de una carga emocional importante, con el consiguiente peligro ante el riesgo de enfrentamientos entre personas ideológicamente discrepantes".  

Así las cosas, la hermana de Paula se puso a silbar desde la distancia cuando pasaba el grupo de la Policía Nacional en la Ofrenda (al parecer, para saludar a un conocido), actuación que provocó una reacción airada de varios de los presentes que interpretaron su gesto como una censura a los agentes. La mujer (cuyo marido es policía nacional), en lugar de cesar en su actitud para aminorar la tensión, continuó silbando y, según la instructora, enfrentándose de manera desafiante a los ciudadanos con sus silbidos.

A partir de ahí la situación degeneró puesto que sus familiares y amigos acudieron a defenderla y la Policía Local intervino para detener a tres de ellos, que acabaron reducidos y esposados en el suelo. La magistrada señala en su auto que todo esto ocurría ante los agentes locales que trataban de contener la situación y que en unos instantes pasaron de realizar actuaciones rutinarias abriendo y cerrando el paso para que la gente pudiera cruzar la calle de Alfonso I, a encontrarse con que "se estaba generando un conflicto cada vez más tenso desencadenado por la conducta de la citada investigada". "Todo esto, en una situación de congregación multitudinaria de gente, con personas mayores y niños, que si se descontrolaba podía tener consecuencias graves".

A pesar de todo lo ocurrido, la instructora cree que "no parece lógico" que la mujer que silbó, que iba acompañada de niños de corta edad, pretendiera intencionadamente desencadenar una reacción tan grave como la que se produjo y mantiene que su cónyuge, su hermana y su cuñado actuaron sin saber lo que estaba pasando, dado que que cuando empezó a silbar estaban separados por varios metros de distancia. La juez entiende que la conducta de los familiares y amigos de mujer que inició el incidente hay que inscribirla en las mismas circunstancias de crispación para valorar su entidad y degradar su gravedad.

Por eso, la magistrada estima que no procede actuar contra ellos por delitos de atentado y ordena que se incoe juicio por delito leve por las lesiones ocasionadas a los agentes. Los abogados de los implicados, José Luis Melguizo, Olga Oseira y José Manuel Marraco, se han mostrado satisfechos con este resultado.

Tras el altercado, los cinco investigados denunciaron a los policías locales por las lesiones que sufrieron al ser reducidos en el suelo. Sin embargo, la magistrada no aprecia que haya "sustento probatorio bastante" para continuar con el procedimiento penal contra los agentes de la Policía Local intervinientes, los cuales "se vieron desbordados" ante la situación "generada por el desacertado comportamiento" de la investigada y ante la intervención de sus acompañantes que acudieron en su apoyo  "en una situación de gran confusión y nerviosismo". Por otro lado, considera que las lesiones que presentaban los detenidos son compatibles con el "ejercicio de la fuerza" por los agentes, para controlar el escenario y "atajar el riesgo de que los enfrentamientos verbales entre los presentes degeneraran en agresiones físicas". 

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