Relajarse, la llave para escapar.... de una cabina con grilletes

¿Qué ocurre si estar encerrado e inmovilizado te genera cierto estrés? ¿Podrías dominar la situación? Y si esa coyuntura solo se pudiese atajar alcanzando un estado de relajación total, ¿lo lograrías? El brete existe en el mundo real y tiene la forma de una cabina del tamaño de un ascensor equipada con grilletes que atrapan la cabeza, las muñecas y los tobillos.

No se trata de la última 'escape room' ni de la sádica prueba de una de esas cadenas de la TDT que ocupan el canal veintitantos en los televisores familiares. La cabina en cuestión no tiene fines comerciales, sino artísticos, y forma parte de un proyecto de fin de máster de artes digitales. También es el hilo conductor de 'Cabina relax', un largometraje documental del zaragozano Carlos Ena (Zaragoza, 1988) que se proyectará por primera vez en la capital aragonesa el próximo jueves 22 de febrero. La cita, con entrada gratuita, tendrá lugar en el Centro de Historias y arrancará a las 18.00.

Con el macabro artilugio como eje, la cinta aborda los pormenores de la creación artística, cómo una idea plasmada en una única línea acaba convertida en una obra que admirar, disfrutar o padecer. "Estudia, de la mano de un proceso creativo tan loco, cómo es la escena en la que se gesta, la precariedad dentro del mundillo e, incluso, la endogamia y las élites que lo parasitan...", cuenta el director, quien subraya que "otro de los temas que abordamos es el estrés que nos genera el trabajo, las relaciones... y si es posible evadirse de él en una situación como la que plantea la cabina".

Ena ha estado viajando a Barcelona durante tres años para entrevistar a decenas de artistas, a los que ha preguntado por sus propias creaciones, cuyos testimonios aparecen en el documental. El realizador ha contado durante todo el proceso con los también zaragozanos Juan de Pradera, ayudante de dirección; Patricia Torres y María Izquierdo, ambas productoras.

"Aunque ya hemos presentado el documental en dos certámenes, nuestra idea es buscar una distribuidora para intentar entrar en el circuito de los festivales. Aún tenemos tiempo porque la temporada fuerte de festivales todavía no ha empezado", indica el aragonés, quien destaca lo experimental de un rodaje “sin ningún tipo de ayuda ni subvención”.

Escapar de una trampa

Aunque en cierto modo la cabina no es la protagonista del documental, es de justicia reconocer el magnetismo del aparato. Imaginarse un minuto dentro de ella despierta curiosidad y también miedo. Los que han pasado por el trance coinciden en sus conclusiones.

"A la gente le llama mucho la atención. Todos lo que han intentado superar la prueba, combatir ese estrés y relajarse hasta conseguir liberarse han salido incrédulos y diciendo que era una locura. Han terminado con una sensación muy extraña”, afirma Ena, quien no reconoce no haberse sometido todavía al trance. Por cierto, sólo una persona ha logrado que los sensores galvánicos conectados a los dedos de sus manos diesen fe de una calma total. Quizá el nombre de ‘Cabina relax’ tenga algo de irónico...