Cuando las calles viven sin farola que las alumbre

Las asociaciones vecinales denuncian que en numerosas zonas de la capital aragonesa faltan farolas o la iluminación es insuficiente.

Solo en el entorno de la parada del tranvía en Gran Vía hay casi media docena de luminarias fundidas.
Solo en el entorno de la parada del tranvía en Gran Vía hay casi media docena de luminarias fundidas.
Heraldo.es

Calles con las farolas demasiado altas, luminarias fundidas, aceras a oscuras… La falta de alumbrado es uno de los problemas que suscitan más quejas vecinales, por la sensación de inseguridad que genera en los vecinos cuando cae el sol. Multitud de calles de Zaragoza presentan esta carencia y en algunos casos no hay forma de que se haga la luz por muchas protestas que haya.

Solo hay que echar un vistazo al servicio de sugerencias del Ayuntamiento de Zaragoza, que en 2017 registró 1.678 quejas, el quinto problema que más citan los zaragozanos. Allí figuran algunos de los casos en que falla el alumbrado, y se cita el de la calle de Leopoldo Romeo, entre los números 15 y 31. Al problema de las “pocas farolas existentes” se suma que las que hay quedan tapadas por el arbolado.

Otra zona que suscita muchas quejas es la de Gran Vía-Fernando el Católico, donde este miércoles se han empezado a reparar las numerosas lámparas fundidas. Carlos Terrer, vicepresidente de la asociación de vecinos Puerta del Carmen, señala dos calles más del distrito Centro con problemas de alumbrado. La primera es la calle de Ricla, dado que las farolas quedan tapadas por el arbolado. La segunda es García Galdeano. “Hay poca luz y problemas de poda. Se genera una sensación de inseguridad y a ciertas horas da cosa pasar”, dice.

José Luis Rivas, de la Unión Vecinal César Augusta, cita uno de los clásicos de las calles mal iluminadas: Condes de Aragón. Una de sus aceras, en la zona más próxima a Vía Hispanidad, carece de farolas. Es un problema largamente denunciado, pero los costes de la obra complican la instalación del alumbrado. “Cuesta 600.000 euros”, comenta. Destaca otras calles con poca luz, como la de la Sagrada Familia, en Casablanca, la plaza de la Ortilla y el andador de Rafaela Aparicio, estas dos últimas en el Actur.

José Luis Zúñiga, de la Asociación de Vecinos de Delicias, critica el problema de la iluminación en las calles de Unceta o de Duquesa Villahermosa, dado que el arbolado tapa las farolas. Algo parecido pasa en la calle de Orense, en La Paz, entre Faustino Casamayor y San Antonio de Padua. Un vecino de esta vía, Chema Gregorio, explica que el problema no es de ahora, sino que se viene produciendo desde hace varios años, sin que se resuelva. No quiere que se toquen los árboles, sino que a su juicio la solución pasa por colocar un brazo bajo en la farola existente para mejorar su iluminación.

La altura en muchas veces el problema. Como dice Carmen Turégano, de la asociación Parque Bruil-San Agustín, la zona de Rebolería tiene “farolas de autopista”. “Eso no sirve, deberían iluminar más abajo”, señala. Además, en la calle Asalto el arbolado resta luz. “Hay zonas del barrio bastante oscuras. A veces da miedo. Este jueves lo contaremos en la junta de distrito”, apunta.

Rafael Tejedor, de la Federación de Barrios (FABZ) y de la asociación de vecinos del Arrabal, apunta además los problemas que se producen en los parques, como en el del Tío Jorge. “Faltan puntos de luz entre el quiosco y el lago”, indica Tejedor, que también recuerda que los árboles están restando iluminación a la calle de Ruiz Castillo. En el barrio Jesús, Raúl Gascón cita el caso de la avenida de Puente del Pilar, en el entorno del Hilarión Gimeno, donde el arbolado reduce la efectividad del alumbrado público.

Otro problema es el vinculado con la titularidad de la vía. Esto ocurre en el puente sobre el Gállego, en plena avenida de Cataluña, con serios problemas de alumbrado. Jesús Fon, de la asociación de vecinos, explica que está “muy mal iluminado” y que hay luces fundidas en algunos de los arcos del puente. “Da un poco de respeto cruzar por ahí”, asegura.

Además, está la situación de la avenida de Cataluña, la obra más reivindicada del barrio de La Jota y que sigue pendiente de cesión al Ayuntamiento. “La iluminación es para la carretera. En algunos puntos está bien y en otros no. Pero no la calificaría de buena”, comenta Fon.

En el barrio Oliver, no hay problemas graves de iluminación, pero el presidente de la asociación de vecinos, Manuel Clavero, informa del caso de la calle de Maestro Tellería, que tiene uso público pese a que es de propiedad privada. Según dice, el desacuerdo de los propietarios respecto a quién le toca asumir los costes de la electricidad impide la iluminación.

Pese a las quejas, el Ayuntamiento de Zaragoza subraya los esfuerzos que se están haciendo en la renovación del alumbrado, con la instalación de lámparas led en lugar de las halógenas o de vapor de mercurio, que son las más generalizadas. En 2017, se invirtieron casi un millón de euros en colocar este tipo de alumbrado en los barrios Delicias, Actur, Las Fuentes y San José. Por otro lado, fuentes municipales recuerdan que la Unión Europea redujo los niveles de intensidad lumínica en las calles, hecho que ha propiciado que haya algunas críticas vecinales.

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