Mascarutas y zaputeros se adueñan de las calles de Épila

Estos personajes, que definen el carnaval de la localidad, confeccionan sus trajes generalmente con "lo primero que hay por casa"

Disfraces coloridos y originales en Épila.
Disfraces coloridos y originales en Épila.
Macipe

Las calles de Épila tienen estos días unos protagonistas sin discusión: el son de la música y decenas de disfraces. Este martes por la mañana, en la plaza de España, se han vuelto a concentrar varios vecinos enfundados bajo sus particulares mascarutas, unos personajes propios del carnaval en el municipio y cuyos atuendos, por norma general, se confeccionan siguiendo la máxima de "lo primero que hay por casa". Como público, parte del alumnado del colegio Mariano Gaspar Remiro.

Con todo, el objetivo es que con las prendas y modulando la voz, nadie reconozca a quien hay debajo. "Nosotros no vamos hacia lo vistoso sino hacia lo tradicional, con ropa de nuestras abuelas o bisabuelas; de revolver el baúl", explica Joaquín, de 56 años, quien remarca que lo importante es disfrutar con los amigos: "Venimos de almorzar en mi bodega para coger fuerzas". Según su compañero de fatigas, Alfredo, de 68, "hay que conservar que los disfraces se hagan con cosas antiguas. Yo siempre soy de sacar lo primero y más raro que tengo por casa".

En el recorrido hasta las puertas del colegio, las mascarutas acompañan a los más jóvenes, que como Elena Murillo y Leire García, de 9 años, reconocen que "de mayores queremos disfrazarnos porque nos gusta". Por la misma calle, un grupo de vecinas, con los seudónimos de Mariposa, Murciélago y Paloma, inciden en que "los disfraces nos los hacemos nosotras, y cosiéndolos es casi como mejor te lo pasas". Estas salidas entre semana ni entienden de estilos ni, por supuesto, de edades.

Es el caso de María, de 72 años y bajo un atuendo que incluye un gran sombrero azul, quien sale "todos los años, porque me lo paso muy bien y me hace ilusión ver al nieto". Y es que el objetivo, como también remarcan Begoña o Roberto, es que "los pequeños vean la tradición y la lleven adelante". Además de que los más jóvenes vean la tradición, también son motivo para acudir. Para Estela y Belén es su primera vez disfrazadas "porque hemos venido a acompañar a nuestros chiquillos".

Tras el recorrido, los participantes pudieron reponer energía con un picoteo en el hogar del jubilado. Ahora, las mascarutas recogerán sus atuendos hasta el sábado, cuando la música y el colorido volverán a dominar el pueblo.

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