Aranda de Moncayo revive la trashumancia

Jinetes y senderistas acompañarán al ganadero Ángel Escorihuela en su afán de recuperar esta tradición casi extinguida.

Aranda de Moncayo revive la trashumancia
Aranda de Moncayo revive la trashumancia

Los montes de la Sierra de la Virgen, en las proximidades de Aranda de Moncayo, revivirán este fin de semana el arte de la trashumancia. 15 jinetes y una decena de senderistas acompañarán al ganadero Ángel Escorihuela y su rebaño de vacas avileñas -raza mansa autóctona de Aragón- durante dos intensas jornadas que pretenden reivindicar el pastoreo a pie y a caballo. Una tradición casi extinguida.


La expedición partirá este sábado (10.00) desde el corral El Santo (Aniñón), hasta llegar a media tarde a la finca Valparaíso. Allí, en la Asociación Ecuestre Doña Martina -una de las organizadoras de la actividad-, descansarán por la noche, a la espera de emprender el regreso. Tal y como explica Escorihuela, en nuestros días "es complicado encontrar un ganadero que viaje en busca de los mejores pastos". Por ello, entiende que "es bonito regresar al pasado durante unas horas".


Este aliaguino -procede de la localidad turolense de Aliaga- de 49 años lleva más de una década realizando exhibiciones de trashumancia por los pueblos de Aragón, Navarra y Soria, recuperando la esencia del oficio que ama. "No se puede dejar perder la cultura del ganadero antiguo. Hay vías pecuarias de una belleza extraordinaria que la gente no conoce y merece la pena rescatar", indica, y agradece la implicación de las asociaciones ecuestres de Aranda y la Comarca de Calatayud.


Ya el domingo, Escorihuela y sus acompañantes emprenderán el camino de regreso, atravesando más de 30 kilómetros de montañas, barrancos y valles. "Los jinetes encabezarán la marcha y habrá varias paradas. Aprovecharemos para reponer fuerzas y explicar la forma en que nuestros ancestros movían los animales", comenta. Para ello, se valdrá de una docena de vacas adultas de entre 500 y 600 kilogramos, caracterizadas por la facilidad que tienen para adaptarse al entorno. Así, a diferencia del ganado bravo, no implicarán ningún tipo de peligro.


Si la experiencia sale bien, Escorihuela espera repetir próximamente. "A diferencia de las anteriores trashumancias que se han hecho a modo de exhibición, esta será más larga e intensa. En función de la respuesta que tenga y de cómo se desarrolle, tenemos pensado hacer otra en torno al 9 de julio en Villarroya de la Sierra", adelanta, y no oculta su intención de regresar a su punto de partida: "Hace cuatro años que deje de practicar la trashumancia para recortar costes, pero entre mis proyectos está muy presente volver a trabajar de la forma más pura y original que existe".



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