EDUCACIÓN

Un largo viaje por la medicina

Pionero en la enseñanza de la Alergología en la Universidad, Alberto Oehling tiene discípulos en los cinco continentes.

Alberto Oehling, en su hogar zaragozano, donde tiene colgadas decenas de placas y diplomas, testigos de una larga vida profesional.
Un largo viaje por la medicina
josé miguel marco

Como el polen, un enemigo contra el que ha luchado en su largo viaje por la Medicina, Alberto Oehling ha viajado por el mundo, llevado por su dedicación profesional y creando escuela, hasta encontrar su sitio. Y ha sido en Zaragoza, donde residen cuatro de sus seis hijos. "Aquí he hallado lo que necesitaba, tranquilidad, un hogar", afirma. Presidente en su día de la Asociación Internacional de Alergología e Inmunología Clínica, el doctor Oehling acaba de volver de Argentina, donde participó en el último Congreso Mundial de su especialidad. Porque, aunque ya esté jubilado, lo suyo es deformación profesional. Han sido más de 40 años luchando contra las alergias. Y, además, sembrando un camino que muchos discípulos de todas partes del mundo (Japón, Alaska, Angola...) han querido agradecer, en homenajes que le han brindado en Barcelona, Logroño o el último en Buenos Aires. Toda una satisfacción para él, porque estos reconocimientos, dice, "significan que en la vida hemos conseguido algo".

 

Y más que algo, porque ha figurado en la lista de los cien mejores doctores del país, es cuatro veces académico de Medicina y doctor honoris causa de la Universidad de Montevideo, entre muchos otros cargos. Y ha tenido una experiencia tan gratificante como ser asesor en dos ocasiones del comité del Nobel de Medicina. Hijo de granadina y de alemán, se describe influido por esa mezcla, entre la vitalidad andaluza y la rectitud germana. Eso sí, en sus estudios primó la primera: se licenció en Medicina en 1955 por la Universidad de Granada. Un año después, se fue a Alemania a trabajar.

 

Una llamada desde Pamplona le hizo regresar en 1961. Desde entonces, y hasta 1998, estuvo al frente del departamento de Alergología de la Clínica Universitaria, el primero que hubo de la especialidad en una facultad española y que él mismo fundó. Y lo alternó con congresos y conferencias en medio mundo, además de su labor investigadora y como profesor ordinario de la Universidad de Navarra. Una faceta, la de docente, que nunca resultó secundaria para él. "Fue una de las condiciones que impuse para volver de Alemania, donde estaba muy bien y cobraba mucho mejor", reconoce.

 

Ahora, no quiere extenderse hablando de trabajo, cree que hay dejar esos asuntos para las generaciones posteriores. Uno de sus hijos, el que lleva su mismo nombre, dirige el Centro de Alergia y Asma balear. Cosas de la genética. Lo que sí admite es que, en las últimas décadas, las enfermedades alérgicas no han parado de crecer. Pero tiene explicación: "En este tipo de patologías, además de los factores ambientales, también influye el factor nervioso", señala. Y, por ello, cree que el estrés en la sociedad actual ha contribuido a aumentar el número de alérgicos. En su larga trayectoria, ha visto cómo han aparecido nuevas alergias. Pero no es alarmista: las más comunes siguen siendo las tradicionales: a alimentos, inhalantes o medicamentos. Y al polen, claro.

 

Y ¿a qué le tiene alergia este alergólogo? "Al desorden y a la falta de lealtad", concluye.