SEGUNDO ANIVERSARIO

Un 'fast pass' a la nostalgia por la Expo

Tal día como hoy hace dos años la Expo de Ranillas abría sus puertas. Los pabellones, los conciertos y hasta el mismísimo Fluvi dejaron una huella indeleble en decenas de miles de ciudadanos que estos días, entre celebraciones, vuelven a visitar el recinto.

El Parque del Agua en Zaragoza
Un 'fast pass' a la nostalgia por la Expo
PEDRO ETURA/A PHOTO AGENCY

Diez de la mañana del 14 de junio de 2008. La Expo de Zaragoza abre sus puertas y decenas de miles de personas empiezan a disfrutar de un recinto que -muchos coincidían- "parecía que estaba en otra ciudad". Dos años después queda la nostalgia, el entorno de Ranillas transformado en un nuevo espacio ciudadano y un enorme parque que, junto al frente fluvial, sigue despegando. Pero también quedan los recuerdos de miles de personas y, sobre todo, la morriña de aquellos tres meses.

"Se me ha puesto una cosa en el estómago al entrar...", confiesa Noemí Paredes, mientras se toca la tripa. Es la primera vez que pisa el recinto desde que la muestra internacional cerró sus puertas y no ha podido dejar de sentir "algo especial" al pasear por el frente fluvial. De hecho, asegura que lo recuerda tal y como está ahora. "Está muy bien para pasear, ir en bici, con niños, los chorros de agua... además, nos han dejado entrar al Pabellón Puente y está todo muy bonito", explica a orillas del río. Su hijo Raúl Nebra anuncia que en breve se va a ir a "mojar a los chorros de agua", uno de los éxitos de la muestra internacional que perdura y que con la calurosa mañana de ayer volvía a ser un objeto de atracción para la chiquillería.

A pocos metros, el Bosque Sonoro seguía 'croando' y 'piando', mientras que la escultura 'Manierismo Rococó' -una suerte de cristales cóncavos y convexos- permanecía precintada por un acto de vandalismo. Todos estos elementos, así como parte de la señalítica que hoy volverá a mostrarse y después formará parte de un museo al aire libre, removían el recuerdo de los zaragozanos y despertaban su nostalgia.

Exposiciones de fotografías

También incitan a rememorar los días de 2008 un par de exposiciones de fotografías que la Plataforma del Legado de la Expo ha dispuesto en el frente fluvial y en el interior del Acuario. Ambas, que pueden visitarse gratuitamente, se nutren de imágenes de fotógrafos 'amateur' que plasmaron lo que la Expo significó para ellos. Los organizadores explican que se lanzó una convocatoria en Internet y que en apenas cuatro días recibieron más de 1.500 imágenes. Después, tuvieron que cribarlas para elegir las 36 que se exponen en el vestíbulo del Acuario hasta el día 19 (aunque se estudia que pueda prolongarse durante todo el verano).

Dentro del recinto y con el tirón de los titíes amazónicos recién adquiridos, el director de este espacio, Iñaki Aguinaga, explica que este fin de semana se habían animado las visitas y que el sábado recibieron a unas 560 personas en lugar de las 300 que acostumbran a atender. Es previsible que en los próximos días continúe la tendencia dado que el escenario del Anfiteatro recuperará desde el próximo jueves las noches de conciertos. Muchachito Bombo Infierno, Love Of Lesbian, Los Planetas o Ben Harper son tan solo algunos de los artistas que darán una segunda vida a este espacio.

Un 'rincón' que no necesita de más promoción ni de renacimientos es el Parque del Agua porque fin de semana sí, fin de semana también (siempre que las tormentas lo permitan), está a rebosar. Ayer, cientos de ciudadanos quisieron celebrar el segundo aniversario de la Expo y -andando, en patines o en bici- se dejaron caer por el Parque Luis Buñuel que, por cierto, luce ahora mucho más 'florido', integrado y podría decirse que maduro que en 2008.

Margarita Biel y su familia (Pablo Sanz, su marido, y sus hijos Rubén y Sara) tratan de mantener ese recuerdo 'expófilo' todos los fines de semana con visitas a esta inmensa zona verde. "Tenemos morriña de la Expo, del mogollón de gente, de los pabellones, de las caminatas, venir a las cuatro de la tarde... Tengo nostalgia", admite Margarita, minutos después de bajar de un cisne-pedaló con toda su familia. "Hemos hecho todo el recorrido hasta Las Playas. Es muy cansado", recalca su hijo Rubén Sanz.

Mientras, Hugo Gómez, de dos años, se entretiene dando de comer a los patos del lago, bajo la atenta mirada de sus padres Óscar y Arancha. "No entramos a la Expo, pero venimos todos los fines de semana al parque", explica Arancha. No obstante, Óscar elogia cómo ha quedado todo: "Yo estuve en Sevilla, antes, durante y después y esto es muy diferente".

Aunque las comparaciones son odiosas, los zaragozanos sacan pecho con orgullo de que Ranillas no brinda el aspecto fantasmagórico que sigue ofreciendo La Cartuja sevillana. Además, los más informados dicen que "la actual Expo de Shanghái está repitiendo algunos de los errores que se acharon a la de Zaragoza, así que organizar un evento de este tipo tan fácil no será...", dice Roberto Gómez, elogiando las bondades del añorado 'fast pass'. "Allí están quejándose de las largas filas para entrar a los pabellones, de las escasas sombras, de la falta de fuentes y de que no están llegando tantos visitantes como se esperaba. En fin, lo mismo que pasó aquí pero en mayores dimensiones, porque en China ya se sabe", afirma.

Tan añorados como los 'fast pass' o los 'fluvi-vasos' eran los (entonces) novedosos 'segways' con los que los animadores del pabellón de Aragón provocaban al personal. "La verdad es que me pongo nostálgica cuando hablo de la Expo, porque pasé unos meses inolvidables. Hacíamos de cada día una sorpresa nueva, unas ilusiones nuevas para gente nueva", cuenta Encarni Corrales, una de las conductoras de aquellos imposibles velocípedos.

Y para digerir mejor esos recuerdos, Costa Blanca invitaba a los visitantes del parque a un 'aperitivo' de paella. Para algunos como Mari Carmen de la Cruz, la ración era "un poco insuficiente" y avisaba a sus amigas Ana Blocona, Amparo Fuster, María Pilar Lamiel y Raquel Bueno, de que tendrían que ir a comer algo después. Y en el capítulo de recuerdos, este grupo se refería al calor, las esperas, la gente...