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Los mayores de Aragón quieren ser cuidados en casa

Geriatras de Teruel y Zaragoza, premiados por su trabajo para planificar la atención clínica de los mayores frágiles de acuerdo a la voluntad de estos

Miguel Sánchez, durante la exposición del proyecto en el congreso celebrado en Segovia.
Miguel Sánchez, durante la exposición del proyecto en el congreso celebrado en Segovia.
Heraldo

En su casa o residencia, con su núcleo familiar más cercano y no en un hospital. Así dicen que quieren ser cuidadas las personas mayores de Aragón si, llegado un momento, su salud empeorara y ellas ya no pudiesen tomar por sí solas una decisión razonada.

Es la primera impresión que transmite un trabajo de investigación que están llevando a cabo médicos geriatras de los hospitales Obispo Polanco de Teruel y Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza y que ha sido premiado por la Sociedad Española de Medicina Geriátrica en la última reunión nacional celebrada por esta organización, que tuvo lugar el pasado 13 de abril en Segovia.

Pero no es conocer las preferencias de los mayores el fin último del estudio, sino encontrar la fórmula de averiguarlas a tiempo en el paciente cuya fragilidad y deterioro son predecibles y evitar así contrariar su voluntad. El trabajo propone que el equipo sanitario, junto con el entorno afectivo del enfermo, evalúen a este formulándole cinco preguntas.

Momento "estresante"

"Hay situaciones en las que el paciente, por su deterioro funcional, ya no puede resolver y la familia se ve en un momento muy estresante, al no saber lo que quería aquel», señala Miguel Sánchez Ortiz, médico geriatra del Obispo Polanco cuando se puso en marcha el proyecto. Junto a él están trabajando Noelia Bueno y María Montero, médicos residentes de Geriatría en Zaragoza, y Mercedes Forcano, especialista en Geriatría en la capital aragonesa.

Una de las cuestiones que se plantea al paciente es si es partidario de la instrumentalización de su proceso de tratamiento o, por el contrario, prefiere que sus cuidados no estén sujetos a máquinas. Se le pide también que nombre a un representante y que diga si, en caso de sufrir una parada cardiorrespiratoria, quiere ser reanimado. Se le pregunta si defiende un ajuste individual de la atención médica a su situación clínica y biográfica y dónde preferiría fallecer –en su casa o en un hospital–.

Residencias y hospitales

Una parte del trabajo se ha desarrollado en residencias de la capital turolense, donde ya han sido entrevistados en torno a un centenar de mayores. La otra tiene lugar en el Hospital Provincial Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, con un total de 51 pacientes ingresados encuestados hasta ahora.

Este instrumento clínico existe ya para aquellas personas que reciben cuidados paliativos, pero no se está utilizando de una forma estandarizada en unidades de geriatría. "Nuestro estudio se desarrolla en un contexto de perfil humanístico y holístico", subraya Sánchez Ortiz. "Dejamos a un lado la Inteligencia Artificial y valoramos a las personas", afirma.

El geriatra añade que el proyecto de investigación premiado cobra valor con el aumento de la soledad no deseada que se registra en la sociedad actual, pues los afectados por este fenómeno no tienen a quién comunicar cómo quieren ser cuidados en un futuro. "Sin embargo 

–señala–, hay que alinear las decisiones terapéuticas con los deseos del paciente, pues esto supone potenciar su autonomía y que su opinión sea tenida en cuenta".

Como destaca Sánchez Ortiz, la mayoría de los encuestados quieren que sus cuidados clínicos se desarrollen en casa cuando su deterioro cognitivo esté muy avanzado y rechazan ser ingresados en un hospital o trasladados a este continuamente para ser vistos por sucesivos médicos especialistas. No se muestran partidarios de someterse a múltiples cirugías ni a quedar conectados a una máquina para poder respirar y eligen una muerte "natural".

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