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Un agricultor de Teruel dibuja un corazón con trigo en el campo para pedir la mano a su novia

Daniel Pellejero, alcalde de Lanzuela, impresionó con un romántico gesto a su pareja, María Lina Hernando, alcaldesa de Mainar, para llevarla al altar

A la izquierda, el campo en el que Daniel dibujó el corazón y las iniciales de ambos. A la derecha, la pareja.
A la izquierda, el campo en el que Daniel dibujó el corazón y las iniciales de ambos. A la derecha, la pareja.
Heraldo

El alcalde de Lanzuela, Daniel Pellejero, quiso impresionar a su novia a la hora de pedirle matrimonio y lo consiguió. El pasado mes de octubre roturó su campo y sembró trigo solamente en los surcos que dibujaban un enorme corazón y las iniciales de ambos. Esperó pacientemente hasta que a principios de enero de este año nació el cereal y, entonces, llevó allí a su pareja, María Lina Hernando, alcaldesa de la localidad zaragozana de Mainar .

"Me quedé sin palabras; no me lo esperaba y me pareció un detalle superbonito. No he visto jamás una pedida de mano tan rural y tan sorprendente", recuerda ella. Llevan ocho años juntos y han decidido casarse en la primavera de 2024. María Lina no tiene ninguna duda. "Nunca creí que encontraría a alguien que me quisiera de una forma tan bonita y me apoyara como él lo hace", confiesa la regidora de Mainar, una población a solo 16 kilómetros de Lanzuela.

Daniel bromea con la impactante pedida de mano que preparó para María Lina. "La dejé sin opción de decirme que no", afirma entre risas. Explica que no le importó dejar de sembrar el resto del campo. "Yo llevaba esa idea, la imaginé hace tiempo y solo quería que a ella le gustara. Por eso decidí hacer algo especial y diferente". "Además –continúa–, con lo mal que ha ido el año con la sequía, las pérdidas no han sido tantas".

El alcalde de Lanzuela –24 vecinos– se hizo incluso un boceto para dar forma a su romántico mensaje. Al estar el campo sobre elevado y junto a la carretera que va de Cucalón hacia Bádenas, todo el mundo se ha dado cuenta de que esta parcela habla de una historia de amor. En un mundo en el que los mensajes llegan por una pantalla luminosa, la iniciativa no ha pasado desapercibida.

“Soy agricultor y ganadero”, dice Daniel con orgullo. “Me costó mucho pedirle la mano de esta forma, pero ha valido la pena, porque me dijo que sí”, subraya.

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