Los celtíberos trashumantes de Bronchales, opulentos y refinados

La excavación de un yacimiento desvela un pueblo que trashumaba a Jaén hace 2.500 años. La investigación se presenta en el Arqueológico Nacional.

Los arqueólogos Francisco Burillo –izda.– y Raúl Ibáñez, con Elena Almazán, trabajadora del Museo de Albarracín, con armas y objetos de la necrópolis de Bronchales.
Los arqueólogos Francisco Burillo –izda.– y Raúl Ibáñez, con Elena Almazán, trabajadora del Museo de Albarracín, con armas y objetos de la necrópolis de Bronchales.
A. García / Bykofoto

La entrega anónima de un lote de armas y herramientas de hierro y bronce a las puertas del Ayuntamiento de Bronchales en 2021 dentro de una bolsa de plástico fue la pista que permitió descubrir una sociedad pastoril de hace 2.500 años con una riqueza y sofisticación desconocidas hasta ahora en el mundo celtíbero. La búsqueda del yacimiento al que correspondían los materiales depositados anónimamente ante la casa consistorial sirvió para identificar una necrópolis cuya excavación ha aportado piezas metálicas únicas y en un grado de conservación insólito.

La excavación, que solo ha abarcado en torno al 2% del yacimiento, ha recuperado una lanza de hierro de dos metros de longitud, broches de bronce ricamente decorados, tijeras de esquilar perfectamente conservadas, bocados de caballo, numerosas fíbulas y hasta restos de tela. El conjunto de armas y utensilios corresponde a una comunidad que tenía en la ganadería su principal fuente de recursos y que mantenía una estrecha relación cultural con las tierras del valle del Guadalquivir debido a la trashumancia, una actividad que ya practicaban en el siglo V antes de Cristo, al igual que hacen los actuales ganaderos de ovino y vacuno de la Sierra de Albarracín.

Lanza de hierro de 2,2 metros de longitud doblada para un ajuar funerario.
Lanza de hierro de 2,2 metros de longitud doblada para un ajuar funerario.
A. García / Bykofoto

Un equipo formado por los arqueólogos Francisco Burillo, Raúl Ibáñez y Jesús Picazo lidera la excavación, que el Ayuntamiento quiere aprovechar para levantar un museo de la trashumancia celtibérica. Los frutos de la investigación, que está solo en sus primeros pasos, y también el proyecto cultural y turístico que puede generar, se presentarán el próximo martes en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Burillo, que ejercerá de conferenciante, señala que en el centro expositivo madrileño están los principales referentes que vinculan el poblado celtíbero de Bronchales con las refinada cultura íbera andaluza contemporánea.

Las excavaciones desarrolladas en el yacimiento del Castillejo del Vallejo del Sordo de Bronchales solo suponen un 2% de los 5.000 metros cuadrados que ocupa la necrópolis, pero las tres tumbas investigadas han permitido a los arqueólogos adentrarse en el conocimiento de una sociedad del siglo V antes de Cristo que exhibía un poderío económico superior y más generalizado que el de sus contemporáneos íberos, de quienes adoptó modelos decorativos y culturales. Los vínculos de los celtíberos de la sierra de Albarracín con los íberos de Córdoba y Jaén han quedado confirmados, entre otros motivos, por la tipología de dos escudos pectorales de bronce cuyas formas remiten a los que lucen las esculturas jienenses de Porcuna, por la tipología de las fíbulas –para sujetar las túnicas– o por un refinado broche decorado con troquelados y elaborados grabados.

La presencia de abundantes bocados de caballo indica que era generalizada la posesión de este animal, lo que apunta a una sociedad de carácter igualitario

Francisco Burillo sostiene que la presencia de bocados de caballo en las tres tumbas excavadas evidencia una generalización de este tipo de animales, que conferían prestigio y demostraban la riqueza del poseedor. Se trata de una frecuencia insólita en los yacimientos de la misma época, tanto íberos como celtíberos. Frente al 100% de presencia de este arreo en los tres enterramientos de Bronchales investigados, la necrópolis íbera del Cigarralejo, de Mula (Murcia), con 550 tumbas, solo aportó cuatro bocados, lo que reduce su aparición al 0,7% de los casos.

La generalización de los bocados de caballo –y por lo tanto de la posesión de este animal– apunta, según el proyecto museístico en torno al yacimiento, "a una sociedad de carácter igualitario" que hacer replantear algunos axiomas de la arqueología celtibérica. Por ejemplo, frente a la imagen que se tenía hasta ahora de la tumba excavada por el Marqués de Cerrablo en 1916 en Aguilar de Anguita (Guadalajara) como perteneciente a un "régulo celtíbero", debido a la aparición de bocados de equino y otros valiosos elementos del ritual funerario, las excavaciones de Bronchales apuntan a que el ajuar podría encajar con "un ganadero armado que utilizaría el caballo para su desplazamiento trashumante".

Tijeras de esquilar extraídas en Bronchales, las más grandes de la Celtiberia.
Tijeras de esquilar extraídas en Bronchales, las más grandes de la Celtiberia.
Heraldo

Otro rasgo de la pujanza económica del Castillejo, conferida por la ganadería de ovino, es el enterramiento de valiosas piezas de hierro y bronce con los difuntos, lo que obligaba a los descendientes del fallecido a reproducir armas y herramientas elaborados con costosos metales. En las tres tumbas exploradas han aflorado, entre otras armas y herramientas, dos tijeras de esquilar ovejas, una de ellas, de 31,2 centímetros de longitud, es la más grande localizada nunca en tierras celtíberas. Estos utensilios, junto con otros de función desconocida pero, probablemente, vinculados también a la actividad pecuaria, sorprenden por su buena conservación 2.500 años después de ser enterrados junto al cadáver de su propietario.

Francisco Burillo afirma que los ingredientes de la cultura celtíbera destapada por la necrópolis de Bronchales "rompen los esquemas" de la imagen tradicional de los celtíberos como un pueblo "bárbaro" comparado con las avanzadas culturas del sur peninsular. Otro indicio de refinamiento es la aparición en las excavaciones de una fragmento diminuto –del tamaño de una uña– de una vasija de cerámica griega que, probablemente, fue adquirida por un pastor trashumante para beber vino y que terminó en su tumba de tierras turolenses.

La presencia de armas y corazas en las tumbas apunta a una sociedad guerrera que tenía que proteger con la fuerza sus rebaños

La presencia de distintas armas y de corazas en las tumbas apunta a una sociedad guerrera que tenía que proteger con la fuerza sus rebaños mientras se desplazaban a lo largo de más de 400 kilómetros desde la Sierra de Albarracín hasta los pastos de invernada en Córdoba y Jaén. Francisco Burillo señala que el riesgo de ataque por parte de ladrones de ganado estaba siempre presente en aquellos largos viajes, lo que obligaba los pastores a portar armas y protección para defender el principal sustento de la comunidad.

Armas con mineral de Jaén

Además de las concordancias estilísticas y decorativas de las armas y utensilios descubiertos en Bronchales con los equivalentes hallados en Jaén, una reciente investigación con fluorescencia de rayos X llevada cabo por un experto en la materia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Ignacio Montero, ha constatado que el cobre utilizado para la producción del bronce localizado en la localidad turolense procede de minas de Linares (Jaén). Para precisar todavía más, las muestras de metal extraídas de los materiales arqueológicos han sido remitidas a un laboratorio de Alemania para ser sometidas a la prueba del isótopo de plomo, que afinará todavía más en la localización geográfica.

El descubrimiento del singular yacimiento del Castillejo del Vallejo del Sordo fue posible gracias la entrega por un anónimo expoliador arrepentido de una colección de piezas metálicas. Al abrir la Casa Consistorial, el alguacil se tropezó "a primera hora de la mañana" del 28 de mayo de 2021 con el lote de materiales arqueológicos dentro de una bolsa, según indica un informe redactado por el Ayuntamiento.

Se inició a continuación una labor cuasidetectivesca para localizar el lugar del que procedían los objetos devueltos por el donante, que debió de utilizar un detector de metales como herramienta para realizar sus hallazgos. En el municipio, existen cinco poblados correspondientes al periodo celtibérico, pero había que dar con el expoliado.

"La primera cuestión a resolver fue identificar el lugar de procedencia. Se desarrolló un modelo predictivo. La necrópolis no podía estar en llano, en zona cultivable, como en la mayoría de las conocidas, dado que el arado hubiera hecho aflorar los materiales metálicos, y se hubiera conocido hace tiempo. Además, los hierros, extraordinariamente conservados, hubieran estado alterados por los fertilizantes. El cementerio debía situarse en zona no cultivable y presumiblemente, como ocurre con el de Numancia, cerca del poblado. Las prospecciones realizadas en el entorno de los cinco asentamientos celtibéricos identificados en Bronchales llevó a detectar, próximo al Castillejo del Vallejo del Sordo, huellas de alteraciones, en un espacio que parecía corresponder a una necrópolis", relata el proyecto arqueológico y expositivo "Museo Celtibérico de la Trashumancia", redactado por la Asociación Instituto de Investigación y Desarrollo Rural Serranía Celtibérica para el Ayuntamiento y que quiere poner en valor los descubrimientos arqueológicos.

La localización del yacimiento comportó la realización de una prospección magnética y por georradar que confirmó la importancia del descubrimiento, con cientos de tumbas en las que fueron depositados objetos metálicos y cerámica como ajuar funerario. Las excavaciones realizadas en los dos años siguientes permitieron confirmar el potencial del enclave y su excepcionalidad. Francisco Burillo reconoce, no obstante, su desconcierto respecto del ritual seguido en los enterramientos, que, hasta el momento, no han aportado, como cabría esperar, ni urnas funerarias ni restos de huesos de los cadáveres incinerados. Tampoco han aparecido las espadas de antenas atrofiadas propias de la cultura celtíbera, pero este vacío puede obedecer al expolio del lugar y queda matizado por la localización de una vaina de espada cerca de la tumba saqueada.

Una de las piezas más singulares y refinadas procedentes del yacimiento del Castillejo es un broche de bronce de 15 por 15 centímetros decorado con tres estrellas de 10 puntas troqueladas, espirales y otros grabados.
Una de las piezas más singulares y refinadas procedentes del yacimiento del Castillejo es un broche de bronce de 15 por 15 centímetros decorado con tres estrellas de 10 puntas troqueladas, espirales y otros grabados.
A. García / Bykofoto

"Los ajuares descubiertos en las excavaciones de 2022 no aparecen depositados en una tumba, como es usual en los cementerios celtibéricos y en la sepultura excavada en 2021, sino dispersos, pero cuidadosamente depositados", relata el informe sobre la excavación.

Para evitar que los episodios de expolio se repitan, el arqueólogo Raúl Ibáñez explica que el proyecto cuenta con el apoyo de la Guardia Civil y de los agentes de protección de la naturaleza para labores de vigilancia. El proyecto de aprovechamiento turístico contempla la posibilidad de levantar sobre el enclave una carpa que permita continuar con las excavaciones con seguridad, además de abrir la posibilidad de organizar visitas guiadas que podrían contemplar sobre el terreno, virtualmente, el proceso de excavación mediante su recreación en tres dimensiones.

El Ayuntamiento de Bronchales señala en el proyecto del museo sobre los celtíberos trashumantes que es "prioritario y muy urgente la protección de la necrópolis". Aclara más adelante que "es preciso contar con todo el conjunto de objetos depositados en cada tumba para poder reconstruir el ritual y la información socioeconómica de la persona enterrada, y con la información de todos los enterramientos excavados la reconstrucción de la estructura social, política, religiosa y económica de la comunidad celtibérica". Propone, como mejor solución, la instalación de un sistema de cámaras inalámbricas.

El proyecto de investigación incluye también la identificación de los huesos de animales que, previsiblemente, aparecerán en el necrópolis de acuerdo a la costumbre celtíbera de celebrar banquetes funerarios tras los cuales los restos de las reses consumidas quedaban depositados junto la tumba.

Las estrechas e intensas relaciones mantenidas por los celtíberos de Bronchales con los íberos del valle del Guadalquivir han trastocado algunas teorías históricas firmemente asentadas en la arqueología nacional, como la atribución de una espada de antenas atrofiadas hallada en una necrópolis de Escatar de Robarinas, en Cástulo (Jaén), a un mercenario celtíbero. Según la hipótesis derivada de los descubrimientos del Castillejo, el arma podría pertenecer a un pastor guerrero llegado a la zona a través de las rutas trashumantes y que se hubiera integrado en la sociedad jienense hasta el punto de ser enterrado en el cementerio íbero con su arma celtíbera.

Vínculos culturales

Los vínculos culturales entre los habitantes del poblado que dio origen a la necrópolis de Bronchales y las culturas íberas de Andalucía son múltiples. Uno de los más llamativos son las dos corazas para proteger el pecho entregadas anónimamente en 2021 –las dos habían sido dobladas y enterradas con el ajuar funerario–. Su semejanza con las que lucen las esculturas de los guerreros de Porcuna (Jaén) es evidente. También los bocados y carrilleras de caballo responden a modelos ibéricos contemporáneos, con la salvedad de que las carrilleras enterradas en Bronchales son metálicas frente a la práctica habitual de confeccionarlas con cuero.

Un broche único. Una de las piezas más singulares y refinadas procedentes del yacimiento del Castillejo es un broche de bronce de 15 por 15 centímetros decorado con tres estrellas de 10 puntas troqueladas, espirales y otros grabados. Fue incorporado, doblado, a un ajuar funerario y ha sido reconstruido virtualmente.
Este broche único fue incorporado, doblado, a un ajuar funerario y ha sido reconstruido virtualmente.
Mari Cruz Sopena

Algunas de las piezas descubiertas destacan por la delicadeza de su factura, como dos broches de láminas de bronce muy decorados –uno de los cuales conserva su esmalte de plata–, las fíbulas –más grandes y ornamentadas que sus equivalentes íberas– o las minúsculas grapas aparecidas en la excavación, tan pequeñas que, como cuenta Raúl Ibáñez, pasaban a través de la criba utilizada para separar la tierra de los restos arqueológicos.

Francisco Burillo explica que los expertos en metalurgia de la Antigüedad "no pueden comprender qué tecnología se utilizó" para confeccionar la milimétricas grapas. El grueso del alambre utilizado para formar los ‘clips’ oscila entre 0,2 y 0,3 milímetros, la longitud de la cuña es de 2,7 y la anchura ronda el milímetro. Los investigadores no han podido determinar la utilidad de estas diminutas piezas ni el lugar fabricación. Al realizar una radiografía con rayos X de un bloque de tierra extraído de una de las tumbas del Castillejo, se identificaron decenas de estas pequeñas cuñas de bronce.

Se proyecta crear en la localidad un Museo Celtibérico de la Trashumancia que aproveche los descubrimientos como reclamo turístico

El Ayuntamiento quiere aprovechar el descubrimiento de la necrópolis como reclamo turístico. El alcalde, Jordi Lorenzo, explica que el Consistorio mantiene negociaciones para adquirir un edificio de valor arquitectónico para rehabilitarlo como Museo Celtibérico de la Trashumancia. Lorenzo señala que la excepcionalidad y buena conservación de los materiales desenterrados permitirá "atraer a los visitantes interesados en la Antigüedad y también al público en general".

La buena conservación de los materiales del Castillejo, propiciada por las características geológicas del suelo y por su lejanía de los campos de cultivo y los cursos de agua, ha permitido, entre otras rarezas, recuperar restos de tela –que han sido remitidos a la Universidad de Padua (Italia) para su análisis– y el mango de madera de avellano de una lanza.

Todas las piezas han quedado almacenadas en el Museo de Albarracín a la espera de su restauración y posterior incorporación al museo de Bronchales, un proyecto que luchará contra la despoblación en una comarca que está en una "situación demográfica extrema" con solo 3,1 habitantes por kilómetro cuadrado –que cae hasta 0,9 si se contempla el conjunto de los Montes Universales, la región natural que engloba la comarca turolense y las contiguas de Cuenca y Guadalajara–. El hilo conductor será la trashumancia, que generó hace 2.500 años vínculos culturales entre Teruel y Andalucía que hoy siguen vigentes.

Un descubrimiento arqueológico, en el Congreso

El Ayuntamiento de Bronchales apura el paso para ejecutar los 800.000 euros incluidos en los presupuestos del Estado de 2023 a través de una enmienda del diputado al Congreso por Teruel Existe, Tomás Guitarte. Antes de terminar la anualidad, el dinero debe estar ejecutado para no poner en peligro la financiación, destinada a completar la excavación del yacimiento celtíbero del Castillejo del Vallejo del Sordo y abrir un museo sobre los celtíberos trashumantes que muestre los resultados de la investigación arqueológica.

La enmienda se incluyó en el programa de "museos" del Ministerio de Cultura. Al justificar la enmienda, Teruel existe destacó, como objetivo, aprovechar el "hallazgo arqueológico excepcional" del Castillejo con "un proyecto tractor para el desarrollo del turismo cultural y de la actividad económica en general". Añade, como aspecto más singular del descubrimiento, la constatación de la trashumancia que se practicaba entre los Montes Universales y la cuenca el Guadalquivir, "el precedente de una actividad ganadera que se conserva en nuestros días y que ha pervivido durante siglos". Los materiales procedentes de la excavación deben ser "la base" de un museo que muestre en Bronchales la cultura celtibérica y sus relaciones con "los íberos del Guadalquivir".

El Ayuntamiento prevé encargar el proyecto del museo el próximo mes de marzo para licitar las obras en abril. El alcalde, Jordi Lorenzo, aclara que la ejecución apremia porque la inversión debería justificarse antes de terminar 2023, aunque adelanta que intentará conseguir una prórroga de los plazos. Indica que el museo tendrá una faceta expositiva y también una divulgativa y de investigación con espacios para congresos, talleres y actividades. Paralelamente, ya se trabaja en un estudio para que la Unesco reconozca los Montes Universales como Patrimonio de la Humanidad en la categoría de "paisaje cultural".

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