La universidad trashumante cumple diez años
Cuarenta alumnos de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza acompañaron a 3.000 ovejas en su viaje a pie desde Guadalaviar a los pastos de invierno de Vilches, en Jaén.
Treinta y dos alumnos y ocho profesores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza se sumergieron el pasado noviembre en el día a día de la trashumancia con su participación, divididos en cuatro grupos, en el desplazamiento de un rebaño de 3.000 ovejas de la raza Merina de los Montes Universales desde Guadalaviar hasta su destino de invernada, en Vilches (Jaén).
Los alumnos conocieron de primera mano esta tradición ganadera milenaria y participaron en las actividades cotidianas de la expedición, como el montaje de las tiendas de campaña para pernoctar, la preparación de comida y, sobre todo, en el cuidado del ganado, afrontando los accidentes o enfermedades de las reses durante su periplo de 550 kilómetros a través de cuatro provincias: Teruel, Cuenca, Ciudad Real y Jaén.
La actividad universitaria cumplió el pasado mes de noviembre su décima edición y batió, además, el récord de alumnos participantes, lo que redujo la presencia de profesores para facilitar la asistencia de estudiantes.
Estos, en grupos de ocho -más un profesor-, realizaron recorridos de seis días tras el ganado a través de la Cañada Real, una ruta trashumante que, según un reciente descubrimiento arqueológico en Bronchales, los ganaderos de la Sierra de Albarracín ya utilizaban hace 2.500 años.
La expedición con el ganado de los hermanos Ismael y Vidal Martínez y de los Arturo Soriano -padre e hijo- partió de Guadalaviar el 1 de noviembre y llegó a su destino el 24. La falta de agua y de pastos fue el principal problema con el que se tropezaron las reses de los cuatro ganaderos agrupadas en el rebaño trashumante.
La coordinadora de la actividad por parte de la Universidad de Zaragoza, Marian Ramo, explica que la mayor novedad de 2022 fue la agrupación del rebaño turolense con otro de Cuenca al llegar a esta provincia para seguir camino unidos hasta Jaén. El grupo de estudiantes hacía de marcador de separación entre los animales de las dos provincias, indica Ramo.
Objetivos del programa universitario
La profesora señala que el objetivo del programa universitario ‘de inmersión en las trasnhumancia es poner en contacto a los alumnos de Veterinaria con la explotación extensiva de ovino, propiciar el contacto directo y continuado de los futuros veterinarios con el ganado y, principalmente, facilitar la relación personal entre los alumnos y los ganaderos.
Los estudiantes aprovechan la experiencia para llevar a cabo estudios sobre los rebaños, como los realizados en anteriores ediciones sobre la dispersión de semillas en la lana de las ovejas o sobre el crecimiento de las pezuñas. Los animales van equipados de un GPS para su localización.
El programa persigue también divulgar la trashumancia como una práctica secular que tiene un impacto positivo en los ecosistemas en los que discurre. Los estudiantes se integran plenamente en la vida trashumante. "Comen y duermen como los pastores", explica la profesora, además de ayudar en las labores del ganado, fundamentalmente como hateros, los encargados del avituallamiento.
Una de las estudiantes participantes, Helena Bertrán, alumna de quinto curso de Veterinaria, se muestra impresionada por el alto grado de "organización" de los pastores para desplazar los rebaños a través de cientos de kilómetros.
Pone como ejemplo que los corderos que nacen durante el desplazamiento son transportados en el remolque de un vehículo sobre ruedas y solo son devueltos a las madres en las paradas para que sean amamantados. De este modo, animales jóvenes que no podría seguir el ritmo del rebaño pueden avanzar y mantenerse alimentados por las ovejas.
Bertrán, que colaboró en la organización del desplazamiento del pasado noviembre, señala que el cansancio no fue un problema, a pesar de los seis días consecutivos de marcha a pie, porque se avanza "a paso de oveja, casi paseando".
Más duro de soportar es el frío que invade las tiendas de campaña a la hora de dormir, lo que algunos años ocurre en medio de las nevadas o bajo la lluvia. La pasada trashumancia no fue especialmente fría, pero incluyó dos días de lluvia que entorpecieron la marcha ya en la provincia de Jaén.
Los estudiantes colaboran en todos los aspectos del desplazamiento. Acompañan al rebaño y evitan que queden reses rezagadas, montan las tiendas de campaña y el pastor eléctrico para encerrar el ganado a la hora de pernoctar y ayudan a preparar la comida. Helena Bertrán afirma que la experiencia "marca a todos los participantes", que "aprenden mucho" y refuerzan su "compromiso" con la ganadería extensiva y con sus protagonistas, los pastores.
Recogen también la principal queja de los trashumantes: la falta de mantenimiento de la Cañada Real y las invasiones del camino por agricultores, construcciones o, incluso, campos de golf. Bertrán señala que los estudiantes, con una semana de convivencia, cogen cariño a los trashumantes.
Uno de los ganaderos trashumantes participantes en el proyecto, Ismael Martínez, afirma tras una década de contacto con los universitarios que la experiencia es "interesante para los alumnos y para los pastores". Señala que los futuros veterinarios, que en su mayoría son «urbanitas», entran en contacto con una forma de vida distinta en una época «dura» por el tiempo frío en el que se realiza el desplazamiento.
"Aportan juventud y alegría"
El pastor, con 45 años de experiencia trashumante, explica que los estudiantes, que son "gente muy sana", aportan su trabajo y sus conocimientos para atender el ganado, pero lo que más valora de su compañía es "la alegría y la juventud" que despliegan durante el largo viaje, que, en la primavera de 2023, se hará en sentido contrario.
Las conclusiones de la décima edición se presentaron en la Universidad de Zaragoza el pasado diciembre y la próxima primavera se realizarán una exposición de fotografías recopilatoria de una década de inmersión trashumante y un acto conmemorativo.
