Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Los fósiles exquisitos de la cuenca de Oliete

La investigación de un yacimiento de hace 120 millones de años de antigüedad aporta estrellas y lirios de mar en un estado de conservación excepcional.

Fósil de una estrella de mar descubierto en perfecto estado en el subcuenca de Oliete.
Fósil de una estrella de mar descubierto en perfecto estado en el subcuenca de Oliete.
Samuel Zamora

Una bahía poco profunda de aguas tranquilas y al abrigo de las corrientes del mar abierto enmarcada en un clima subtropical configuraba hace 120 millones de años el paisaje de lo que actualmente es el Parque Cultural del Río Martín, en Teruel. En el fondo de aquel lecho marino crecieron durante el piso Aptiense del Cretácico inferior estrellas de mar y lirios de mar cuyos fósiles aparecen ahora en un estado de conservación excepcional al ser extraídos de un yacimiento investigado por el Grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza y el Centro Nacional de Geología del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Los investigadores destacan que el yacimiento, en la subcuenca de Oliete, ha aportado fósiles sorprendentemente bien preservados de cincos tipos de equinodermos, entre estrellas y lirios de mar. Las conclusiones de la investigación, que empezó hace tres años, se empiezan a publicar ahora y los paleontólogos están convencidos de que algunos de los ejemplares desenterrados permitirán identificar nuevas especies.

El enclave, que los investigadores prefieren no identificar para evitar su expolio y destrucción, cuenta con la particularidad de que responde a un entorno marino de un periodo geológico con muy pocos referentes en todo el mundo -menos de media docena- y que refleja unas profundidades que los lirios marinos han abandonado.

El paleontólogo del Centro Nacional de Geología del IGME Samuel Zamora, que descubrió el yacimiento hace más de una década, señaló que los crinoideos -lirios de mar- crecieron en la bahía que dio lugar al yacimiento del Parque Cultural del Río Martín a muy poca profundidad, en torno a 20 metros, mientras que los actuales no se localizan por encima de los 600 metros. Apunta la posibilidad de que las especies del Cretácico inferior, presionadas por los depredadores, evolucionaran hacia formas habituadas a mares más profundos para sobrevivir. Zamora añadió que el yacimiento de la subcuenca de Oliete -que pertenecía, a su vez, a la cuenca del Maestrazgo- es una "ventana" para conocer las condiciones de vida de los equinodernos de hace 120 millones de años.

Otro de los investigadores que se ocupan del yacimiento, Marcos Aurell, del Grupo Aragosaurus, se ha centrado en determinar el entorno natural en el que se desarrolló la colonia de equinodermos. Describe la subcuenca de Oliete como una bahía "poco comunicada con el mar abierto", lo que propiciaba aguas tranquilas y sin corrientes. La salinidad de las aguas oscilaba en función de las aportaciones variables de los ríos que desembocaban en la ensenada. Al ubicarse en una región de clima subtropical, este remanso de mar estaba expuesto a fuertes tormentas e incluso a huracanes. Pudo ser durante una de estas fuertes perturbaciones meteorológicas cuando los animales marinos quedaran enterrados iniciando el proceso de fosilización que los ha traído hasta el presente en perfecto estado de conservación.

Samuel Zamora y Marcos Aurell codirigen la tesis doctoral sobre el yacimiento que prepara Álvaro García, que ha iniciado la publicación de las conclusiones de la investigación. Zamora explicó que, desde que localizó el enclave hasta hoy, se han producido avances tecnológicos significativos que han permitido avanzar en la investigación al contar también con el personal especializado necesario.

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