La localidad turolense de Utrillas aguarda con los brazos abiertos a los 36 refugiados de Ucrania que llegarán el próximo viernes al municipio. Dos vecinos, chóferes profesionales, Gabriel Caffa y José Manuel Villarroya, han salido la madrugada de este lunes hacia la frontera con Polonia y Rumanía con un autobús que lleva alimentos y material de botiquín para los afectados por la guerra y que volverá al pueblo minero lleno de expatriados por el conflicto bélico.

El alcalde de Utrillas, Joaquín Moreno, explica que los recién llegados serán alojados durante los primeros días en la Residencia de los Investigadores, un edificio con 40 plazas que dispone, además, de cocina y comedor. Almorzarán y cenarán en el centro de día municipal, donde hay una planta disponible . Después, todos ellos pasarán a casas de acogida donde convivirán con las respectivas familias. 

Según el regidor, la oleada de solidaridad que se ha desatado en la localidad es tal que no faltarán viviendas para que los refugiados dispongan de un hogar. El hecho de compartirlo con sus propietarios ayudará a que los expatriados "aprendan nuestro idioma con mayor rapidez y se sientan más integrados".

Se trata, principalmente, de madres con niños de corta edad, pero también hay ancianos. El Ayuntamiento de Utrillas contactó este sábado con las oenegé que operan en Polonia para anunciar la llegada de un autobús que recogería refugiados "y en un día llenamos todas las plazas", explica Moreno. 

Caffa y Villarroya, que han pedido vacaciones para poder realizar el viaje llegarán, previsiblemente, este martes a la estación de Cracovia (Polonia). Los refugiados dispondrán de un plazo de tiempo entre las  20.00 y las 9.00 del día siguiente para embarcar. El viaje de vuelta será pausado, habida cuenta de que en el bus van niños y ancianos.

El coste de la operación de alojamiento será asumido por el Ayuntamiento de Utrillas y la Comarca Cuencas Mineras. Joaquín Moreno explica que, además, muchos empresarios, algunos de ellos autónomos, han aportado recursos para que los recién llegados se sientan a gusto y no les falte nada.

Los vecinos preparan una "calurosa" acogida para los refugiados, señala Moreno, y quieren aportar a los afectados por el conflicto bélico "un ambiente de tranquilidad y seguridad".