Teruel

Granizo de un tamaño inusual rompe tejados y coches en La Iglesuela del Cid

El pedrisco alcanzó casi el volumen de un huevo de gallina o una pelota de tenis, destrozando huertos y caminos

La fotografía muestra el tamaño del pedrisco caído en La Iglesuela del Cid
La fotografía muestra el tamaño del pedrisco caído en La Iglesuela del Cid este jueves.
Heraldo

La tormenta de lluvia y granizo que este jueves barrió buena parte del centro de la provincia afectó también a la zona oriental turolense, donde produjo graves daños materiales en La Iglesuela del Cid. En esta localidad del Maestrazgo turolense de poco más de 400 vecinos, el pedrisco causó roturas de luna y abolladuras de chapa en más de 50 coches que estaban aparcados en la calle y arrasó los huertos familiares de sus habitantes.

La granizada comenzó sobre las 17.00 y duró apenas cinco minutos, pero en este escaso periodo de tiempo descargó piedras del tamaño de una pelota de tenis y, en algunos casos, cercano al volumen del huevo de una gallina, por lo que su efecto fue devastador. Así lo describe el alcalde de La Iglesuela del Cid, Fernando Safont, quien relata que aunque el pedrisco caía de forma aislada, sus dimensiones lo convirtieron en “muy dañino”.

“Si llega a durar más tiempo la tormenta, nos quedamos sin pueblo”, afirma Safont, quien sostiene que no recuerda una granizada de tal magnitud y destaca que los destrozos “han sido graves”.

El pedrisco dañó los huertos.
El pedrisco dañó los huertos.
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Muchas viviendas han sufrido daños en los tejados y en las canaleras de desagüe, así como en las claraboyas que dan luz a escaleras. El alcalde de La Iglesuela del Cid calcula que algunos vecinos tendrán que hacer frente a gastos de hasta 500 euros o más para poder reparar los desperfectos, entre ellos las goteras que se han formado en el interior de las casas al romperse las tejas.

Uno de los afectados por la tormenta es César Pitarch, al que una piedra de hielo de gran tamaño le reventó el tragaluz de la escalera. “La granizada era de tal intensidad que daba miedo; el cielo se puso negro y en la calle se produjeron momentos de caos, cuando todo el mundo quiso poner a salvo su coche de la pedregada”, explica. En su caso, y al tener hijos pequeños que se encontraban jugando al aire libre, su primera reacción fue acudir con el coche en busca de estos para resguardarlos del pedrisco. Explica que los 15 coches que estaban aparcados en la calle Teruel, donde él vive con su familia, acabaron con la luna rota.

El alcalde, Fernando Safont, también es uno de los perjudicados por la tormenta, pues el pedrisco ha destrozado el tejado de uralita que cubre su nave agrícola, pese a que estaba reforzado con materiales aislantes. “La piedra ha cruzado todo”, lamenta Safont.

César Pitarch, vecino de La Iglesuela, muestra su claraboya rota por el pedrisco.
César Pitarch, vecino de La Iglesuela, muestra su claraboya rota por el pedrisco.
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El Ayuntamiento de La Iglesuela del Cid valorará en los próximos días los daños registrados en los caminos rurales, por donde el agua corrió con fuerza arrancando la tierra. La tormenta sorprendió a los turistas que visitaban el casco histórico de la localidad, repleto de edificios de interés, obligándoles a ponerse bajo cubierto rápidamente para protegerse de la granizada

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