Archivan la investigación por el estallido de una granada en Sarrión

El juez del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número dos de Teruel, Jorge Cañadas, ha archivado la investigación abierta tras el estallido en Sarrión, el pasado 18 de marzo, de una granada abandonada de la Guerra Civil. La explosión provocó la amputación de tres dedos de una mano al pastor marroquí de 23 años que se encontró el artefacto mientras cuidaba del ganado.

Cañadas sobresee la causa "por falta de infracción penal", al estimar que lo ocurrido en la localidad de Sarrión el pasado mes de marzo fue "un accidente totalmente fortuito". Explica el magistrado que el proceso se viene repitiendo con otros casos en los que se registran explosiones casuales de bombas que quedaron abandonadas tras el final del conflicto bélico en 1939. Y el argumento es el mismo que en el suceso de Sarrión, la falta de un responsable desde el punto de vista penal.

La intensidad bélica que se registró en la Batalla de Teruel hizo que el sur de la provincia quedara sembrado de artefactos explosivos, como demuestra el hecho de que, todavía hoy, la Guardia Civil recupere anualmente unas 200 bombas de la Guerra Civil.

Tal y como explica el exalcalde y actualmente concejal de Sarrión Jorge Redón, la aparición de proyectiles en el término municipal es todavía "relativamente frecuente", si bien la población "sabe muy bien lo que hay que hacer, que es avisar a la Guardia Civil para que retiren el artefacto o lo hagan explotar de forma controlada". Redón recuerda que él mismo llamó a la Benemérita hace seis años, cuando era regidor, para que revisara las granadas que había expuestas en el Museo de la Guerra Civil de la localidad, creado hacía más de 10 años, en parte, con aportaciones de los vecinos. "Los guardias se llevaron decenas de bombas que aún tenían la capacidad de explotar", cuenta.