La torre mudéjar de la Catedral de Teruel luce ya su nueva imagen tras más de cinco años de obras de restauración que le han devuelto su esplendor original. Desde principios de 2017 hasta la actualidad, el monumento ha estado tapado por el andamiaje necesario para llevar a cabo los trabajos. En 2018, con el objetivo de embellecer la céntrica plaza en la que se encuentra el templo, la torre se cubrió con una lona en la que podía verse una imagen a tamaño natural de la construcción. Este lienzo ha ido retirándose poco a poco a medida que avanzaban las obras hasta que el pasado viernes desapareció por completo dejando a la luz el resultado de los trabajos.

La actuación, con un coste global de 1,5 millones de euros a cargo del Fondo de Inversiones de Teruel (Fite), arrancó a finales de 2016 y se dividió en tres fases, la última de las cuales termina ahora. En estos momentos, según informan desde el Gobierno aragonés, tan solo quedan por realizar remates y trabajos de pintura en la zona de la escalera que finalizarán a lo largo de esta misma semana.

Además de devolver a la torre el aspecto exterior que tuvo en sus mejores tiempos, la restauración ha permitido restituir el recorrido por el interior de este campanario construido en el siglo XIII con aportaciones artísticas de cristianos y musulmanes, dos de los colectivos que convivían en la Edad Media en Teruel.

Los trabajos han servido también para recuperar el acceso original a la torre desde la Catedral, tapiado tras los desastres de la Guerra Civil. Igualmente se ha trabajado en la iluminación e instalación de sistemas antiincendios. Al igual que el resto de las construcciones mudéjares de Teruel, fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1986.