Teruel

El nuevo conservatorio de Teruel, a prueba de ruidos

Alumnos y profesores aplauden las ventajas del edificio, más amplio y perfectamente insonorizado

Teruel
Acceso principal al nuevo conservatorio, de diseño arquitectónico innovador.l
Jorge Escudero

El Conservatorio Profesional de Música de Teruel cumple el primer mes de funcionamiento en su flamante sede del antiguo asilo de San Julián, un recinto que mejora drásticamente las instalaciones respecto a su anterior ubicación, dispersa en tres edificios de la Ciudad Escolar. El nuevo emplazamiento, con una inversión de 7,4 millones de euros –que incluyen también un auditorio y un centro sociocultural anejos–, garantiza aulas espaciosas, bien iluminadas y, sobre todo, aisladas acústicamente. Los recelos entre el profesorado cuando se puso en marcha el proyecto respecto del traslado se han disipado al comprobar el avance experimentado con el cambio.

Los 300 alumnos, de edades comprendidas entre 6 y 60 años, y los 34 profesores celebran el paso de una sede incómoda a las afueras de la ciudad al nuevo edificio, céntrico y moderno. Todos ellos coinciden en señalar al buen aislamiento acústico como el avance clave, aunque también valoran pasar de aulas de 10 metros cuadrados a las actuales de 20 o 25, como mínimo, así como la buena iluminación natural.

Entre las incomodidades, destacan la falta de conexión con fibra óptica, que complica las clases online, imprescindibles en los momentos actuales para los alumnos infectados por la covid, o la escasez de estacionamientos para que los padres puedan llevar a sus hijos a estudiar, lo que provoca atascos en momentos puntuales.

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Alumnos del nuevo conservatorio, en el transcurso de una clase práctica.
Jorge Escudero

El director del Conservatorio, Iñaki Navarrete, tras sopesar las ventajas y los inconvenientes de la nueva sede, concluye que ha supuesto "una mejora en todos los sentidos". Lo que más valora es la insonorización de las aulas, frente a las clases anteriores, desde las que se escuchaba "todo lo que pasaba alrededor, y eso generaba un barullo de sonidos que perjudicaba la concentración". "Ahora –remacha Navarrete–, en cada aula solo oyes lo que pasa dentro".

La sede anterior, acondicionada a toda prisa en 2005 ante la amenaza de ruina de la ubicación precedente en un edificio antiguo de la calle Temprado, reutilizaba tres edificios destinados a actividades educativas sin ningún tipo de aislamiento acústico. Además, la dispersión resultaba molesta porque obligaba a alumnos y profesores a cambiar de edificios con los instrumentos musicales a cuestas.

Las clases arrancaron en San Julián el pasado 13 de enero, con dos días de retraso respecto a lo previsto por culpa del temporal de nieve de Filomena. Ante la novedad del edificio y dadas sus grandes dimensiones, durante la primera semana los profesores esperaban a sus alumnos en el vestíbulo para que "no se despistaran" para llegar clase. La pandemia impone algunas limitaciones, como la suspensión de las clases de enseñanzas grupales, como las de banda, coro o música de cámara. Sin embargo, también en este aspecto el nuevo Conservatorio presenta ventajas, porque los pasillos y las aulas son más amplios y facilitan la distancia social.

Una alumna de sexto de piano, Guiomar Izquierdo, confirma la buena acogida del cambio entre el alumnado. "El traslado ha sido para mejor en todos los sentidos", afirma. También apunta a la acústica como uno de los principales avances. "Están todas las clases bien aisladas, hasta el punto de que no hay cobertura de teléfono móvil", apunta.

El representante del alumnado en el consejo escolar, Andrés Barón, dice que la mejora "ha sido muy importante". Recuerda que en la sede anterior los alumnos estaban en clases teóricas mientras "escuchaban la guitarra que tocaban en el aula de al lado". Este estudiante de órgano, trompeta y canto recuerda que en la Ciudad Escolar las lecciones eran "confusas por la mezcla de sonidos" frente a la nitidez actual. También valora la amplitud, porque acudió a aulas de ocho metros cuadrados frente a los 60 que tiene ahora la misma especialidad.

La mejora de las instalaciones y su ubicación céntrica, bajo los viaductos que comunican el Centro Histórico con el Ensanche, genera expectativas de crecimiento de alumnado. El director explica que el Conservatorio está "en un punto muy visible y eso puede tener un efecto llamada". La holgura de las actuales dependencias permite el incremento de la matrícula sin apuros de espacio.

Para el director, los recelos iniciales del profesorado han quedado atrás. Se debieron, a su juicio, "al desconocimiento del proyecto, porque no se tenía claro cómo iba a quedar". Con la obra terminada y estrenada, "todas las opiniones que se oyen son positivas", concluye. La única asignatura pendiente es el estreno del auditorio, de titularidad municipal y pendiente de equipar. Será el espacio perfecto para que el Conservatorio ofrezca conciertos que mostrarán a la ciudad su labor y para que el alumnado pierda el miedo escénico.

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