Teruel

La térmica de Andorra quema sus últimas toneladas de carbón antes de apagarse para siempre

Los trabajadores viven con tristeza las últimas horas de actividad de la central, que ha dado vida a la zona durante 40 años

Teruel
Trabajadores de la térmica de Andorra, este martes, ante las puertas de las instalaciones.
Juan Peñalver

La central térmica de Andorra se conectó este martes a la red eléctrica después de más de tres meses parada para quemar las últimas 25.000 toneladas de carbón que quedaban acumuladas en su campa. En torno a las diez de la mañana, se puso en marcha uno de los tres grupos de la planta, que seguirá operativo hasta el viernes, "aunque dependerá del ritmo con el que se trabaje y de si surge algún problema técnico", matizaron los trabajadores. No descartaron que en las próximas horas suceda alguna avería después de estos meses de inactividad.

Tanto los empleados de Endesa como los que quedan de las empresas auxiliares llevan desde febrero realizando tareas de mantenimiento y limpieza a la espera de los últimos días de funcionamiento para agotar el carbón. Con la declaración del estado de alarma, las centrales redujeron incluso los turnos para cumplir con las medidas de distanciamiento.

Las plantillas vivieron ayer una jornada triste. "Este último encendido se vive con tristeza. El corazón de la comarca va a dejar de latir y no tenemos una uci a la que acudir. Al convenio de transición justa no le hemos visto el pelo. Es deprimente la situación en que nos encontramos, el último día que encendemos la planta", lamentó Hilario Mombiela, presidente del comité de empresa de Endesa.

En los próximos días, la chimenea de la central, uno de los iconos del Bajo Aragón Histórico y de la industria del carbón en la provincia, dejará de echar humo para siempre. Al valor simbólico de esta planta se suma la incertidumbre que viven las más de 200 familias que todavía dependen de un sector que se apagará definitivamente en unas horas.

No hay respuestas ni alternativas concretas encima de la mesa para los trabajadores de las empresas auxiliares, cuyos contratos terminan el próximo 30 de junio. Tampoco saben qué va a ocurrir los que trabajan para Endesa. La empresa se ha comprometido a poner en marcha recolocaciones y a continuar con ellos durante las tareas de desmantelamiento, pero no conocen los detalles. "Hoy mismo hemos vuelto a reclamar explicaciones sobre lo que nos espera", continuó Mombiela.

Aunque el cierre de la infraestructura lo tiene que autorizar el Ministerio de Transición Ecológica y esa autorización podría alargarse más allá del 30 de junio, la central térmica de Andorra dejará de cumplir con la normativa ambiental ese día, por lo que no podrá operar más. No obstante, los trabajos de desmantelamiento comenzarían con la autorización.

El desmantelamiento –acompasado por la instalación de parques eólicos y solares en la zona– es la tarea que quieren realizar los trabajadores de las subcontratas de la central para no tener que emigrar. "Nos faltaba tiempo y a la crítica situación se une el impacto que nos provocó la Covid-19. Teníamos ya los cursos cerrados y habíamos establecido unos plazos para tener a la gente formada el 30 de junio que no se han podido cumplir", lamentó el alcalde de Andorra, Antonio Amador. La previsión ahora es que las formaciones comiencen entre final de junio y principios de julio.

Las reacciones no se han hecho esperar. Izquierda Unida de Aragón exige en un comunicado "compromiso y responsabilidad" a Endesa y al INAEM con los trabajadores. El portavoz de IU en las Cortes, Álvaro Sanz, señaló la importancia de "habilitar un mecanismo claro dentro del convenio de Transición Justa para que tanto los trabajadores seleccionados para la formación como las contrataciones para el posterior desmontaje tengan la tutela del Instituto Aragonés de Empleo".   

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