El crematorio de la capital turolense, que da servicio también a municipios próximos hasta un radio de 70 kilómetros, triplicó su actividad el pasado mes de marzo en relación al mismo periodo de 2019. Las instalaciones funerarias realizaron 55 incineraciones, frente a las 17 que hubo en marzo del año pasado, cuando no se había producido la crisis sanitaria por la pandemia de coronavirus.

Aunque en la situación actual no es obligado incinerar a los fallecidos –ni siquiera cuando la causa del deceso ha sido el coronavirus–, muchas personas están eligiendo esta opción para poder guardar las cenizas de sus familiares hasta que finalice el estado de alarma y poder celebrar entonces un funeral tradicional, ya que ahora se ha limitado drásticamente la afluencia de gente a los entierros.

Ante la mayor actividad registrada, el crematorio turolense está dando turnos de un día para otro, una demora que nunca antes se había producido. Antes de la pandemia, en Teruel se incineraban al día 1 o 2 fallecidos y ahora la media diaria oscila entre 3 y 4 cremaciones.

En el cementerio de la capital turolense, el número de enterramientos durante los últimos días casi duplica al registrado antes de que estallara la pandemia. Según informa la concejala delegada de este área, Ana Oliván, en los primeros 7 días de abril hubo 10 sepelios, casi los mismos que se produjeron en toda la primera quincena de marzo –no se había decretado el estado de alarma–, cuando se celebraron 13 funerales.