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Una de las viudas del triple crimen de Andorra pide prisión permanente para Igor el Ruso

Las acusaciones empiezan a presentar sus escritos de calificación de cara al próximo juicio. Además de los asesinatos, atribuyen a Feher seis delitos más que supondrían otros 26 años de cárcel.

Norbert Feher, alias Igor El Ruso. Juzgados de Teruel/ 28/01/2020 fotos Javier Escriche [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]
Igor el Ruso, en el juicio celebrado contra él en enero en la Audiencia de Teruel.
Javier Escriche

Sobre Norbert Feher, alias ‘Igor el Ruso’ pesa ya una cadena perpetua dictada por la Justicia italiana por dos asesinatos y una condena de 21 años de cárcel de la Audiencia de Teruel por intentar matar a tiros a dos vecinos de Albalate. Desde ayer ya conoce las dos primeras peticiones de prisión permanente revisable por el triple crimen que cometió –y confesó– en Andorra en diciembre de 2017. Las acaban de presentar la viuda del guardia civil Víctor Jesús Caballero y la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). En sus escritos solicitan, además, otros 26 años de cárcel por tres delitos de robo, uno de pertenencia a grupo criminal y otro de tenencia ilícita de armas.

La calificación era de esperar, ya que había sido anunciada y es la pena que el Código Penal recoge desde 2015 para el reo de asesinato que sea condenado por la muerte de más de dos personas, entre otras circunstancias. En este caso, fueron tres las víctimas del criminal serbio y así lo plantearán en los próximos días las acusaciones ejercidas por las respectivas viudas del guardia civil Víctor Romero y del ganadero y agricultor José Luis Iranzo, así como por la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC).

En sus escritos de acusación, los abogados Mariano Tafalla y Jesús Jordán hacen un relato de los hechos delictivos que precedieron a los asesinatos de Víctor Caballero, Víctor Romero y José Luis Iranzo en la noche del 14 de diciembre de 2017 y que tenían alarmados a los habitantes de la zona. Recuerdan que entre octubre y noviembre la Guardia Civil recibió en el puesto de Albalate del Arzobispo doce denuncias presentadas por otros tantos vecinos por daños en las cerraduras de sus casetas de campo y robos en tres de ellas de efectos tan variados como una caja de cervezas, un convertidor de placas solares, un edredón, mantas o comida. En un masico detectaron dos huellas de calzado.

El 5 de diciembre, Feher (entonces sin identificar), había disparado varias veces sobre dos vecinos de Albalate que habían acudido a reparar la cerradura de un masico rota por un ladrón.

Entre el 6 y el 14 de diciembre, se cometieron cuatro robos en otras tantas viviendas en distintos parajes de Albalate, entre ellos el Saso, donde José Luis Iranzo tenía su masía.

Guió a los guardias civiles

Precisamente, en relación con el robo cometido el día 14 en su propiedad, el ganadero informó a la Guardia Civil de que el sospechoso del intento de homicidio de los dos vecinos de Albalate podía esconderse en una zona de cuevas e hizo de guía a seis agentes para mostrarles dónde estaba. Tras una inspección infructuosa por el paraje indicado, Iranzo se fue con su coche al Mas del Saso para recoger a su padre. No sabía que en ese momento iba a encontrarse con el criminal que acabaría con su vida.

José Luis Iranzo se acercó a la casa y nada más entrar, Feher le disparó tres veces. Luego, cogió el propio vehículo del ganadero y huyó. El padre de Iranzo oyó las detonaciones y vio pasar el coche de su hijo conducido por otro hombre. El hombre llamó al 062 y el capitán, el alférez y dos guardias del puesto de Andorra junto con los agentes Víctor Caballero y Víctor Romero, salieron hacia allí en tres coches guiados por un vecino. Antes de llegar al Saso, vieron un vehículo en un camino con las luces encendidas. El oficial ordenó a los dos guardias que se acercasen para controlar el coche mientras el resto continuaba la marcha. Nada más acercarse al vehículo, Feher les tiroteó sin posibilidad de defensa: Caballero recibió siete disparos y Romero, cuatro. Ninguno fue mortal, pero ambos murieron desangrados.

El criminal les quitó sus armas reglamentarias y huyó. El enorme despliegue de la Guardia Civil para localizarlo –incluidas fuerzas especiales– daba fruto horas después y era detenido en la carretera entre Mirambel y Cantavieja.

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