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Palmira Martínez: “Antes se nos animaba a todos a estudiar fuera para progresar”

Maestra toda su vida en el medio rural, acaba de ser premiada por la asociación ciudadana Mejora tu Escuela Pública.

Palmira Martinez Fortea, maestra a la que han concedido el premioMagister de Honor 2019, en el patio del colegio de Villaspesa. Foto AntonioGarcia/bykofoto. 10/04/19 [[[FOTOGRAFOS]]]
Palmira Martínez, en el recreo del colegio de Villaspesa, donde ha trabajado 12 años.
Antonio García/Bykofoto

Al inicio de su trayectoria estuvo en Jabaloyas, Los Cerezos y Arcos de las Salinas, algunas de las poblaciones más pequeñas de la provincia. Habría más niños que ahora.

Sí, había una media de entre 10 y 15 alumnos. En Arcos de las Salinas, tenía 17 de infantil a octavo, eran muchos, ahora solo hay 7. Los pueblos se han ido despoblando. Soy de Tramacastiel –66 vecinos– y en los años 70 y 80, a los jóvenes, los padres nos animaban a salir a estudiar fuera para progresar; parecía que no había futuro. La Administración tampoco fomentó que la gente se quedara en la agricultura, la ganadería o en pequeñas industrias. En esos años se perdió el tren en el medio rural.

Pasado el tiempo, ¿cree que aquella idea fue acertada?

No. En una provincia eminentemente rural, debió apoyarse la creación de empresas para procesar los productos agrícolas y ganaderos y venderlos con sello de calidad. Junto al turismo, nos hubiera servido para salir adelante.

¿Es difícil ser docente en una escuela unitaria con niños de diversas edades en la misma clase?

No. Los estudiantes que vienen en prácticas lo ven difícil, pero pronto perciben que es cuestión de organización. Los críos marcan cómo hay que trabajar. Hay que dedicar tiempo a unos y a otros, pero a veces tienen que trabajar en equipo, ayudándose entre ellos.

¿Aprenden más que en un colegio con niveles?

Aprenden de manera diferente, pero, al final, los chicos que tienen interés y cuentan con el apoyo de la familia son los que avanzan. No llegan peor preparados al instituto, eso es un mito. Trabajé 22 años en el CRIET (Centro Rural de Innovación Educativa de Teruel) de Alcorisa y allí venían chicos de muchas escuelas rurales. Hoy son científicos que trabajan con células madre, investigadores, periodistas, agricultores, panaderos o maestros.

¿Encuentra ventajas en la escuela rural?

Los grupos son más pequeños y conoces mucho mejor a los alumnos y el trato con las familias es más cercano.

¿E inconvenientes?

Francamente, no veo ninguno. Pero tampoco a los colegios con niveles. Son formas de trabajar diferentes, pero la meta es la misma, la mejor formación para el alumno.

¿Pegó usted a algún alumno?

Nunca, pero es que a mí tampoco me pegaron. Soy de una generación en la que se habla mucho de los castigos físicos en el colegio, pero yo tuve la suerte de no recibir nunca una bofetada.

¿Hay técnicas para evitar que un niño revolucione toda la clase?

Hay que contar con el apoyo del resto de los compañeros y no dejar pasar ningún problema. Se habla y se explica hasta demostrar que para convivir es necesario algo que se llama respeto.

Tiene fama de conseguir que los más tímidos pierdan el miedo a expresarse en público.

He aprendido mucho de todos mis compañeros del CRIET. Intento que los niños se den cuenta de que eso del ridículo no es importante, lo bueno es hacer las cosas bien. Les hago ver que todos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles y debemos acostumbrarnos a convivir con ellos.

¿La escuela rural tiene suficientes medios?

Los que puedan faltar los suplen los profesionales. Serían necesarios más recursos humanos. En la escuela rural, un mismo profesor especializado en lenguaje o audición tiene que recorrer muchos kilómetros para atender a todos los niños de distintos centros.

Ha pasado los últimos 12 años de su carrera en Villaspesa, un colegio rural con las vitrinas llenas de premios provinciales, autonómicos y nacionales.

He procurado que los alumnos participen en todo lo que era asequible. Nos gusta trabajar bien.

Y ahora, jubilada, la asociación Mejora tu Escuela Pública en Aragón le concede uno de los premios Magister de Honor.

Me he alegrado muchísimo, es un reconocimiento a todos los compañeros que trabajan en la escuela rural.

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