La cuenca minera no se resigna y urge soluciones innovadoras y justas para salir de la crisis

Empresarios y alcaldes reconocen que hay que hacer en un año lo que no se ha hecho en 28, pero no se rinden.

El presidente de los empresarios de Andorra, Roberto Miguel, y el alcalde de Ariño, Joaquín Noé
El presidente de los empresarios de Andorra, Roberto Miguel, y el alcalde de Ariño, Joaquín Noé
A. G./BYkofoto

No por esperado ha sido menos traumático. El anuncio de Endesa de no invertir en la central térmica de Andorra los 190 millones de euros que se requerían para alargar su vida útil más allá de junio de 2020 se ha recibido como una de las peores noticias que podían llegar a la cuenca minera turolense. El carbón, que ha sido el sustento de miles de familias durante más de un siglo en las comarcas bajoaragonesas y del que depende prácticamente todo el territorio, tiene los días contados y,en lo que a las alternativas se refiere, ni están, ni se las espera.

Desde principios de los noventa, los planes Miner han contemplado cientos de millones de euros para reconvertir los territorios mineros, pero la gran mayoría, o no se han ejecutado, o se han quedado por el camino. Al margen de unos cuantos proyectos como el Balneario de Ariño (50 empleos) o la fábrica de cartones de Andorra (100), las iniciativas empresariales llevadas a cabo no han surtido los efectos deseados. Agentes políticos y sociales locales llevan años denunciando esta situación y claman ser escuchados "de una vez por todas", ahora que apenas queda un año y medio –podría ser menos puesto que junio 2020 es la fecha límite– para hacer lo que no se ha hecho en 28.

Piden un compromiso firme para "salvar" la zona, así como un plan a Endesa que no les deje "tirados". Son críticos con las políticas seguidas hasta el momento y con los planes de reconversión. "Muchas de las ayudas se han ido a territorios y pueblos donde nunca ha habido minas ni actividad minera", apunta el alcalde de Ariño, Joaquín Noé, que trasladó esta idea el viernes a la ministra Teresa Ribera durante la conversación telefónica que mantuvieron desde el Pignatelli en una reunión promovida por el presidente de Aragón, Javier Lambán. Noé se refirió a los criterios que establece el Ministerio para recibir ayudas para la reindustrialización y denunció que Samca no haya podido optar a los programas de apoyo para el proyecto que ha iniciado en Ariño, por el que pretende instalar en el corto plazo una planta de conversión de carbón en fertilizante. Esta iniciativa, que la empresa llevará a cabo sin ayudas, generará más de 30 empleos.

La unión, principal clave

En la misma línea se manifiesta el presidente de la asociación empresarial de Andorra, Roberto Miguel. "No se puede decir que nos haya sorprendido ni que haya sido un jarro de agua fría. Desde hace mucho tiempo todas las señales indicaban que se iba a producir ese cierre", reflexiona.

Opina, a este respecto, que los resultados de la reindustrialización no han sido acordes con los recursos que se han empleado y defiende que hay que ser "innovadores" a la hora de resolver los problemas a los que lleva enfrentándose año tras año el territorio. "Si queremos hacer posible la vida en los pueblos, las administraciones tienen que poner todo de su parte para hacerlo realidad", demanda el empresario, que lamenta no haber sido invitado por Lambán a la reunión de urgencia que tuvo lugar el viernes.

El plano educativo también se convierte en un aspecto "vital" para salir adelante. Andorra cuenta con el Centro de Estudios Ambientales Ítaca, un espacio que se creó con dinero del Miner en colaboración con la Universidad de Zaragoza y el Gobierno de Aragón para promover formación e investigación alternativa al sector. "Hemos hecho hincapié en las renovables, que van ganando peso e implantándose en el territorio, en la agroecología, en el turismo...", detalla su coordinadora, Olga Estrada. No obstante, todo han sido "pinceladas" porque el apoyo no es suficiente. De hecho, lo gestiona principalmente el Ayuntamiento de Andorra. En este momento, el centro está esperando la homologación del Instituto Aragonés de Empleo (Inaem) para poder impartir formación oficial en energías renovables. Estrada intenta ver el lado positivo: "Tenemos que intentar ver este anuncio como una oportunidad para trabajar de una forma más intensa, todos a una y en la misma dirección", dice.

Aprender de los errores del pasado, una tarea aún pendiente

Lo que hoy está pasando en la Comarca de Andorra Sierra de Arcos ya ocurrió en la de Cuencas Mineras hace más de 25 años. A mediados del siglo pasado, la central térmica de Escucha se convirtió en el motor económico y social de toda la cuenca minera central y prácticamente todas las familias del territorio vivían del sector minero eléctrico. Junto con las minas de las que se abastecía la térmica ubicadas en la zona, la actividad llegó a generar alrededor de 1.800 empleos directos y más de 7.000 indirectos.

Pero la crisis del carbón en los noventa, cuando empezaron a surgir los planes de reconversión para ir desmantelando el sector a nivel estatal, llevó a la empresa MFU a cerrar sus minas en 1992 y abocó a municipios como Escucha y Utrillas a una profunda depresión, que todavía hoy no se ha resuelto.

Pese a todo, el impacto no fue el mismo porque siempre quedaron opciones de continuar en el sector del carbón sin salir de la provincia. Javier Carbó, alcalde de Escucha, reconoce que muchos trabajadores pudieron ser recolocados en las minas de Ariño, Estercuel..."La situación tampoco fue favorable, ya que el volumen de empleo que había y que se transformó en industria no se recuperó nunca", señala el regidor.

Catorce años después del cierre de las minas, en 2012, la Central de Escucha dejó de echar humo definitivamente. El sector del carbón decía adiós a la cuenca minera turolense central, que esperó sin suerte las alternativas y la reindustrialización prometida."Se produjo un cierre total sin alternativas y sin compensación de ningún tipo por parte de nadie, pese a la deuda histórica que había con este territorio", critica por su parte el alcalde de Utrillas, Joaquín Moreno.

Con el cierre de las minas, el metal se convirtió en la alternativa al carbón y la empresa Casting Ros llevó a Utrillas más de 400 empleos. Poco a poco se han ido instalando otros proyectos como el de la cárnica Espuña y se ha impulsado el turismo, que da a conocer el patrimonio industrial."Es lo único que puede decirse que mantiene la masa laboral de la comarca", reflexiona Moreno, que exige una diversificación del tejido industrial"real, seria y planificada"."El cierre de las centrales y del carbón es algo que se venía macerando hace años, no es un asunto improvisado y todo el mundo sabía que iba a llegar. Por eso tendría que haberse evitado este monocultivo promoviendo otras actividades", señala el regidor, muy crítico con DGA por"centrarse en las provincias de Huesca y Zaragoza y dejar de lado Teruel".

La Comarca de Cuencas Mineras ha reducido su censo a la mitad desde los años noventa y hoy en día sigue perdiendo población a marchas forzadas. El fin del carbón se ejecutó sin soluciones para sus gentes, un ejemplo del que los gobiernos de Aragón y España parecen no haber aprendido.

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