Piden que se draguen las ramblas para evitar inundaciones

Propietarios de huertos y casas de campo entre Villalba Baja y Tortajada denuncian daños y riesgo por la crecida de los ríos.

Ángel Alfambra muestra los daños por inundación tras las lluvias del fin de semana.
Ángel Alfambra muestra los daños por inundación tras las lluvias del fin de semana.
Antonio García/Bykofoto

Propietarios de huertos y casas de campo situados entre los términos municipales de Villalba Baja y Tortajada –a pocos kilómetros de la capital turolense– denuncian que sufren inundaciones cada vez que crece el río Alfambra o las ramblas que fluyen hacia él, algo que ha ocurrido dos veces este verano en el plazo escaso de un mes.

Los afectados culpan de la situación a la colmatación con sedimentos de dichos cursos de agua. Por ello, reclaman que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), gestora de la cuenca, limpie el fondo de estos cauces para evitar, no solo daños materiales, sino también riesgo para los humanos.

Alertan de que una crecida puede dejar aisladas a las personas que frecuentan o viven en estas casas de campo, como ya ocurrió el pasado mes de agosto en la zona, cuando 11 personas tuvieron que ser rescatadas por los bomberos al haber quedado su vivienda rodeada de agua.

"No puedo estar acobardado cada vez que empieza a llover", denunció este martes Carlos Valero, quien reside con su pareja en uno de estos inmuebles rodeados de naturaleza. Por temor a problemas mayores, este vecino ha empezado a construir un muro de protección junto a su casa y ha cambiado las puertas a fin de hacerlas más herméticas y que el agua no entre.

Intervención en agosto

La CHJ ya actuó el pasado mes de agosto en un tramo del Alfambra a su paso por Villalba Baja, concretamente en el barranco del Cerezo en su confluencia con el río "para garantizar la fluidez de las posibles avenidas", indicaron fuentes del organismo de cuenca.

Sin embargo, los afectados reclaman que se limpie también el río en el término de Tortajada –aguas abajo de Villalba Baja– así como las dos ramblas que aportan caudal al Alfambra. "El agua entra a los bancales y a las casas; no podemos seguir así", dice Ángel Alfambra, un agricultor de la zona que cifra en más de 10 los propietarios que, como él, sufren daños cada vez que crece el río.

Este hombre relata que el pasado mes de agosto el agua entró en su casa de campo hasta una altura de 1,20 metros y que el pasado fin de semana alcanzó los 50 centímetros de alto. Según explica, la crecida le ha derribado 200 metros de vallado.

A juicio de Ángel Alfambra, la causa de los desbordamientos es que tanto las ramblas como el río tienen en su cauce arrastres de troncos y maleza que forman una presa, impidiendo que el agua discurra. Este vecino señala que ha enviado a la CHJ "decenas de escritos pidiendo ayuda, pero ni me han contestado". Se queja de que tampoco logra el permiso del organismo de cuenca para llevar a cabo, por iniciativa propia, la limpieza de algunos tramos de orilla.

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