La posibilidad de que el pantano del Arquillo, la principal fuente de abastecimiento de agua de Teruel, se quede sin reservas la próxima primavera si persiste la sequía obliga al Ayuntamiento a volver la vista a las captaciones alternativas: los pozos de San Blas y de la carretera de Cuenca. El embalse, con 4 hectómetros cúbicos almacenados, se encuentra al 19% de su capacidad y a menos de un tercio del nivel que tenía hace un año debido a la falta de precipitaciones en la sierra de Albarracín, su cuenca de captación. Además, las previsiones a corto plazo no son buenas respecto a la posibilidad de lluvias copiosas.

El consumo anual de la ciudad se sitúa en 3,5 hectómetros cúbicos con un caudal máximo que ronda los 200 litros por segundo, procedentes en su gran mayoría –el 80% del total– del Arquillo y en menor medida de los pozos de Caudé. La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) no contempla restricciones de consumo a corto plazo, aunque hace un llamamiento a la "prudencia" en la utilización de los recursos.

230 litros por segundo

Una fuente del organismo de cuenca señaló que el abastecimiento de la ciudad está "garantizado" porque si el Arquillo se tuviera que reservar para mantener el caudal ecológico, existe un "plan B" basado en los dos pozos de San Blas. Estas perforaciones, construidas por la CHJ en 1995 con motivo de una grave sequía, suman un caudal de 230 litros por segundo, más que suficiente para atender la necesidades urbanas. Además, en caso de apuro, se podría recurrir a los pozos de la carretera de Cuenca, con 25 litros por segundo de potencial y que no se utilizan.

El concejal delegado de Medio Ambiente, Julio Esteban, que ha puesto en marcha una campaña de concienciación vecinal sobre el uso responsable y moderado del agua, señala que el periodo de más demanda, el verano, ha pasado. Durante la época estival la ciudad consume 1,2 hectómetros cúbicos y el resto del año, 2,3.

Aunque Esteban comparte la estimación de que los pozos de San Blas y la carretera de Cuenca aportan un caudal sobrado para abastecer a la ciudad, advierte de que las reservas de los acuíferos que los alimentan "también se reducen con la sequía", con lo que se impone un uso contenido del agua, porque no se sabe "durante cuánto tiempo podrán funcionar a pleno rendimiento". No cree que en lo que resta de año haya dificultades de abastecimiento, aunque persista la sequía, pero "en 2018 puede haber problemas".

El Ayuntamiento aplica ya algunas medidas de contención del gasto, con menos baldeos de calles y recortes en el riego de parques y jardines. La alcaldesa, Emma Buj, advirtió recientemente de que si no llueve a corto plazo, el verano de 2018 sería complicado para la ciudad si dependiera en exclusiva del Arquillo.

La empresa encargada del suministro de la capital, Aguas de Teruel, no contempla "por el momento" restricciones, pero apela también a la "concienciación" ciudadana sobre el uso responsable. Explica que las inversiones llevadas a cabo en la renovación de redes que presentaban fugas y la innovación tecnológica en el manejo del sistema de abastecimiento han mejorado su "rendimiento" hasta el 77% –porcentaje facturado respecto del total distribuido– y han ahorrado un hectómetro cúbico de agua en cinco años.

Ante el imparable retroceso del agua embalsada, el Ayuntamiento ha empezado a extraer agua de uno de los dos pozos de San Blas, mientras que las perforaciones de Caudé se utilizan para abastecer a esta pedanía y a la vecina de Concud, además de complementar las necesidades de la ciudad. Julio Esteban afirma que los pozos de San Blas y de la carretera de Cuenca están bien conservados y operativos para poder ser utilizados en caso de necesidad en cualquier momento, pero advierte de que si sigue sin llover "sus reservas también se agotarán".