El embalse del Arquillo, en sus horas más bajas de los últimos años pese a la fuerte granizada

Está al 20% de su capacidad, un nivel que no se daba desde 1991. Si no llueve, en 2018 podría haber restricciones.

El Arquillo –en la foto– ha perdido reservas hasta quedarse en una quinta parte de su capacidad.
El Arquillo –en la foto– ha perdido reservas hasta quedarse en una quinta parte de su capacidad.
A. G./Bykofoto

Ni la histórica granizada que el pasado día 22 de septiembre asoló la capital turolense junto con la pedanía de San Blas ni las últimas tormentas registradas en la Sierra de Albarracín han logrado frenar la progresiva pérdida de agua embalsada que sufre desde el pasado verano el pantano del Arquillo, ubicado en dicho barrio rural.

Con solo 4,34 hectómetros cúbicos de agua acumulada, el embalse, que abastece a la población  de la capital y riega los campos del entorno, se encuentra a un escaso 20% de su capacidad, fijada en 21,03 hectómetros cúbicos. Este nivel tan bajo, según alertó ayer el presidente de la Comunidad de Regantes de Teruel, Manuel Gómez, no se alcanzaba desde 1991 y es el ejemplo más claro –según destacó– de la fuerte sequía que ha sufrido esta parte de la provincia durante todo el verano.

"No está entrando nada de agua al Arquillo y esto es muy preocupante. O llueve pronto, o los agricultores tendremos que sembrar sin esperanzas de poder regar", advirtió Gómez. "La situación es muy mala -continuó–; en 25 años no había estado tan bajo el pantano".

Menos riego en jardines

El concejal delegado del suministro de agua a la ciudad de Teruel, Juan Carlos Cruzado, destacó que, por ahora, no existe riesgo para el abastecimiento a la población, si bien desde el pasado mes de agosto el Ayuntamiento ha recortado el baldeo de calles y el riego en los jardines públicos con el fin de ahorrar todo lo posible. El edil confió en que el invierno y la primavera de 2018 sean más lluviosos que los de 2017 ya que, de lo contrario, el próximo verano "sí que podría haber restricciones y tener que recurrir a la utilización de pozos para garantizar el agua de boca".

A principios del pasado mes de julio, cuando el verano no había hecho más que empezar, el pantano tenía ya solamente 7 hectómetros de agua, un tercio de su capacidad. La situación empeoró todavía más y a finales de ese mismo mes el nivel descendió hasta el 30%, obligando al Ayuntamiento de Teruel a poner en marcha las primeras medidas para reducir el consumo de agua –un recorte en el baldeo de calles y el riego de jardines–, que todavía se mantienen.

Juan Carlos Cruzado señaló que la tormenta de granizo y agua que cayó en la capital turolense el pasado viernes, si bien dejó 39 litros por metro cuadrado, apenas mejoró el nivel del Arquillo porque descargó, esencialmente, aguas abajo del pantano. "Creció mucho el río Turia a su paso por la ciudad, pero ese agua no afecta al embalse", dijo. El Arquillo se nutre principalmente de las precipitaciones que recibe la Sierra de Albarracín, pero estas han sido escasas. En Griegos, en lo que llevamos de año, solo han caído 497,6 litros, muy por debajo de lo habitual.

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