La nueva empresa gestora de la depuradora de aguas residuales de Teruel, Elecnor, estudia cómo las bajas temperaturas que soporta la ciudad complican la reducción de los niveles de nitratos de las aguas depuradas, su indicador más problemático. Actualmente, la planta vierte los caudales al Turia muy cerca del tope establecido por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para este contaminante.

Elecnor señala que, con temperaturas por debajo de 12 grados, las bacterias que consumen la materia orgánica y reducen los niveles de nitratos, "ralentizan" su actividad y pierden eficacia. La investigación, que se prolongará durante dos años, permitirá conocer con precisión la influencia de la temperatura en los niveles del contaminante para aplicar, en función de los resultados, medidas que mejoren la calidad del agua que va a parar al Turia.

Los responsables de la planta mostraron ayer cómo se procesan las aguas residuales a los concejales del Ayuntamiento, que, a instancias de Ganar Teruel, organizó la visita para que los miembros de la corporación pudieran conocer esta infraestructura. Durante el recorrido, el jefe de Explotación del Instituto Aragonés del Agua (IAA) –titular de la potabilizadora–, Fernando López, explicó que el tratamiento aplicado elimina el 97% de los contaminantes, pero el caudal que se vierte finalmente al río roza el límite de nitratos fijado por la CHJ, que "cuesta mucho de cumplir". López concluyó que se respeta el tope establecido, "pero justo". Los apuros se incrementan en invierno, cuando las bajas temperaturas complican el proceso de eliminación mediante tratamiento biológico.

Fernando López dijo que el IAA "discute mucho" con la CHJ en busca de más flexibilidad en cuanto al contenido de nitratos para los vertidos de Teruel por sus condicionantes climáticos. El organismo de cuenta fija el tope en invierno en 25 microgramos por metro cúbico y en 12 para verano.

Elecnor acaba de asumir la gestión de las depuradoras de Teruel y Cella para los próximos cuatro años por 2,4 millones de euros, frente a los 3,1 del presupuesto de partida. La planta turolense genera 50 toneladas a la semana de fangos –donde se concentran las impurezas– y 15 metros cúbicos semanales de residuos sólidos. El fango se utiliza como materia prima para fabricar abono.

Durante la visita, se repasó el proceso de depuración con los sucesivos pasos de retirada de residuos sólidos, decantación, desgrasado, eliminación de materia orgánica y precipitación. La alcaldesa, Emma Buj, señaló que el agua depurada tiene "buena calidad" para la vida piscícola, pero recordó que seis pedanías vierten aún sus aguas residuales sin depurar y reclamó apoyo de la DGA para financiar los 1,3 millones de euros que costarán las plantas de tratamiento.

El concejal de Medio Ambiente, Julio Esteban, está a la espera de la respuesta del Inaga sobre la idoneidad de los emplazamientos propuestos para encargar a continuación los proyectos.