Cierra la última mina subterránea de Aragón por falta de alternativas y futuro

Unos 90 empleados de la planta de Ariño serán prejubilados o recolocados en yacimientos a cielo abierto. Una veintena de mineros desmantelan la explotación.

Los mineros del pozo de interior de Ariño –en la foto, tres de ellos– afrontan al cierre de la explotación.
Cierra la última mina subterránea de Aragón por falta de alternativas y futuro
M. Q.

Aragón ha cerrado ya su última mina de carbón subterránea. En la explotación Sierra de Arcos de Ariño se dejó de extraer lignito el pasado 31 de diciembre y la actividad se reduce ahora a las labores de desmantelamiento y restauración que lleva a cabo una plantilla que se ha ido reduciendo hasta las 21 personas. Estos trabajos se mantendrán hasta 2018, año en el que los últimos mineros que quedan en la explotación podrán acogerse a las prejubilaciones. El 1 de enero de 2016 trabajaban en esta explotación alrededor de 150 personas. En total, en las minas de la cuenca minera turolense se han perdidos unos 200 empleos este año.


La extracción se limitará a partir de ahora a las explotaciones de cielo abierto, una baza con la que Aragón se ha erigido pionera en el sector de la minería a nivel nacional, pero que no saldrá adelante sin el apoyo y compromiso político necesarios. El futuro de esta actividad pasa por que el Gobierno Central cumpla el Plan del Carbón firmado con sindicatos y patronal y por que se acuerde una política energética estable que contemple el lignito como reserva estratégica nacional. Solo así se garantizaría el futuro de la Central Térmica de Andorra y Endesa invertiría los 190 millones de euros que necesita la infraestructura para alargar su vida útil. Su continuidad propiciaría la apertura de nuevos desmontes exteriores, como la mina proyectada por Samca entre Oliete y Alcaine, que ha quedado paralizada.


Pero se suceden los incumplimientos y no se prioriza el carbón autóctono. No hay acuerdos transversales para garantizar el empleo en las cuencas mineras, cada vez más castigadas por la despoblación, ni tampoco políticas de reindustrialización que generen empleos a cambio de los que se pierden cada año. Samca paralizó en septiembre su desmonte de cielo abierto en Ariño trasladando a unas 20 personas a otras explotaciones y prescindiendo de las subcontratas. La medida se tomó tras varios meses sin vender lignito a la Térmica. Aunque desde noviembre ha aumentado la producción debido a la demanda francesa –las centrales están paradas en el país vecino–, se trata de una situación puntual.


A lo largo del mes de diciembre fueron abandonando la explotación de interior más de 70 trabajadores. Algunas subcontratas como MGT, Maessa o Montajes Rus han planteado alternativas a sus empleados que pasan por la recolocación en otras minas y empresas. Desde volver a Polonia, una de las opciones para los trabajadores polacos, hasta instalarse en la zaragozana Saica, en Asturias o en Suria (Barcelona).


La parte de la plantilla de la empresa matriz que no tiene edad para acogerse a las prejubilaciones será recolocada en cielo abierto, quedándose en Ariño. La noticia supuso una gran "alegría" para el Comité de Empresa, que temía que los 15 trabajadores fuesen recolocados en otras explotaciones mineras de arcilla y carbón de la zona. "La negociación ha sido muy buena, la empresa se ha portado muy bien", afirmó el presidente del Comité de Empresa, Juan José Pascual.

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