La intensa tormenta de granizo de Alcalá de la Selva causó destrozos en más de 250 vehículos

El pedrisco, del tamaño de pelotas de golf, abolló carrocerías y rompió lunas en los coches aparcados a la intemperie.

El pedrisco dañó carrocerías de coches, como el de la fotografía.
El pedrisco dañó carrocerías de coches, como el de la fotografía.
Heraldo.

Más de 250 vehículos sufrieron destrozos el pasado sábado en Alcalá de la Selva a causa de la fuerte tormenta que afectó a la localidad entre las 18.15 y las 19.00 y que dejó bolas de granizo del tamaño de pelotas de golf y una precipitación de casi 45 litros de agua por metro cuadrado.


El dato fue proporcionado ayer por el alcalde del municipio, José Luis Tena, quien explicó que si bien la población fija no supera los 450 vecinos, ese día Alcalá de la Selva estaba "lleno" de visitantes que habían acudido con sus coches para ver Festifalk, un festival internacional de folclore que goza de gran prestigio. Además, la localidad cuenta, nada menos, que con 1.500 viviendas de segunda residencia, por lo que en verano viven en ella entre 5.000 y 7.000 personas.


El pedrisco dañó todos los coches que se encontraban a la intemperie, rompiendo lunas, faros y espejos retrovisores y abollando las carrocerías. Sus propietarios lamentaban ayer lo ocurrido y preparaban la documentación necesaria para acudir hoy a sus compañías aseguradoras. En el campin El Álamo, al menos cuatro clientes vieron cómo la granizada destrozaba las claraboyas de sus respectivas caravanas, según relató la encargada de las instalaciones, Milagros García.


"La piedra me ha estropeado el techo y el capó del coche y me ha roto los faros traseros. El vehículo ha quedado fatal", se quejó Víctor Ferra, de 26 años de edad y vecino de Alcalá de la Selva. El joven contó que la tormenta descargaba granizo con tal virulencia que le fue imposible salir a la calle para retirar su vehículo. "Una capucha era insuficiente para protegerse de la granizada y un paraguas lo hubiera destrozado", afirmó. Agregó que al principio no parecía que el pedrisco fuera a ser tan fuerte.

Tejas y canales


En el balance de daños de la tormenta hay que anotar también la rotura de tejas y canales de desagüe de varias viviendas, sobre todo en el barrio de La Virgen de la Vega y en las urbanizaciones de segunda residencia, donde las cubiertas de las casas no han sido fabricadas con la antigua teja de piedra tradicional que abunda en el Centro Histórico, y que es más resistente. El granizo dañó, incluso, ventanas y persianas de algunas casas del pueblo.


Amparo Atienza, concejal del Ayuntamiento, destacó que la gran cantidad de agua que descargó la tormenta entró en la iglesia Mayor por una zona descubierta que hay en la parte posterior, inundando la zona del altar y generando humedad en el templo. Media docena de vecinos estuvieron achicando agua de la iglesia hasta las 4.30 de la pasada madrugada para que los daños en el edificio religioso, restaurado recientemente, fueran los mínimos posibles.

Rocas en las carreteras


La tromba de agua, que cayó sobre el término municipal en apenas tres cuartos de hora, provocó pequeños desprendimientos de rocas y tierra en las carreteras de acceso a la población y a las pistas de esquí de Valdelinares, obligando a la Diputación Provincial de Teruel a utilizar maquinaria para retirar los materiales, tal y como explicó ayer el alcalde, José Luis Tena.


El suministro de electricidad, que quedó interrumpido en cerca de 300 casas por una avería a causa de la tormenta, no se recuperó en su totalidad hasta las 22.30. La gerente de un hotel que resultó afectado por la falta de servicio de luz, Vega Lleras, expresó su malestar por el hecho de que sus huéspedes –una treintena– tuvieron que conformarse con cenar bocadillos fríos, ante la imposibilidad de utilizar los aparatos de la cocina del establecimiento.

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