La comparsa de gigantes estrena baile en la plaza del Torico a ritmo de vals y jota

Los gigantes de Teruel bailaron ayer al ritmo de vals y de jota, una composición creada expresamente para ellos por el músico José Manuel Alba, cuyo estreno logró reunir en la plaza del Torico a un nutrido grupo de espectadores de todas las edades. Los rayos de sol que a media mañana descargaban sin piedad toda su energía sobre el público cayeron rendidos ante los pasos lentos y rítmicos de los cíclopes de cartón piedra, material con el que están fabricadas las seis figuras –dos de ellas centenarias– que presiden la comparsa de las fiestas de Teruel.

Esta peculiaridad, atractiva desde el punto de vista artístico, imprimió una mayor dificultad a los porteadores, que tuvieron que mover colosos de más de 40 kilos de peso como si fueran bailadores de carne y hueso. «Resulta complicado hacer bailar a las figuras no solo por el peso, sino porque no están muy bien equilibrados por una reforma de la que fueron objeto hace unos años para cambiar la madera por aluminio», señalaba el presidente de la Asociación de Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Teruel, Jorge Martín, poco antes de estrenar la danza.

Pero el baile, denominado ‘los 6 gigantes’, discurrió con brillantez a pesar del calor y el agobio, y se repitió en la plaza de San Juan. Alba optó por una creación musical de dos minutos de duración con reminiscencias joteras, pero a paso lento y a ritmo de dulzainas, tambores y bombos. Los mismos instrumentos que interpretan polcas o pasodobles, el repertorio tradicional con que habitualmente acompañan a la comparsa. «Es una música alegre y festiva, muy propia para estas fechas», explicaba el creador de la composición, tras puntualizar que con la nueva melodía se pretende, además, tributar un especial homenaje al Tío Gato, músico que acompañó durante muchos años a los gigantes con la jota hurtada de Albarracín.

Mientras los gigantes ejecutaban los pasos al ritmo de la música, numerosos niños corrían perseguidos por los diez cabezudos que atizaban con sus látigos a los más osados. Estos, a su vez, sacudían a sus perseguidores con periódicos enrollados. Un rito que se repite años tras año por esta fiestas, y que cada vez gana más adeptos. «La comparsa ha ganado con el tiempo en vistosidad, debido a un esfuerzo colectivo por dar un mayor valor a esta tradición», apuntaba José Manuel Alba. Él ha sido el promotor de que una veintena de intérpretes, procedentes del grupo de música tradicional de la Escuela Municipal de Música de Teruel, se encarguen de acompañar a los gigantes y cabezudos con sus ritmos festivos, lo que ha permitido revitalizar este acto.

Jorge Martín, con su cuadrilla de porteadores, vinculados la mayoría al mundo del baloncesto, es el encargado de la puesta a punto de estas figuras, a las que mima para que luzcan como nuevas.