La iglesia de Gea recupera dos tallas de gran tamaño de su retablo mayor

La Fundación Santa María de Albarracín se encarga de la restauración de las esculturas del siglo XVII.

Una restauradora trabaja en la talla de Santa Ana.
Una restauradora trabaja en la talla de Santa Ana.
A. J.

Algunas de las piezas más singulares de la iglesia parroquial de San Bernardo de Gea, entre ellas dos tallas del siglo XVII a tamaño natural procedentes del altar mayor, son objeto de una profunda restauración que permitirá subsanar los graves deterioros que han sufrido a lo largo del tiempo.


Las esculturas, que representan a San Joaquín y a Santa Ana, están realizadas en madera maciza, lo que ha dificultado su traslado hasta el centro de restauración, según señalaba Antonio Jiménez, el gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, encargada de los trabajos de recuperación de las piezas. Aunque sus estructuras se conservan en buen estado, presentan importantes lagunas en la policromía.


Las figuras decoran los laterales del altar mayor, una obra que ya fue objeto de una limpieza exhaustiva el año pasado.


Además de estas obras, la Fundación trabaja en la restauración de dos pequeños retablos, datados entre los siglos XVII y XVIII, de la misma iglesia, uno de los cuales, dedicado a la virgen de la Inmaculada, fue repintado en épocas recientes ocultando su acabo original en plata. "Era la costumbre –afirmaba Antonio Jiménez–. Si la obra se encontraba oscurecida por el paso del tiempo, se daba una mano de pintura". La obra se someterá a un proceso para recuperar su tonalidad primitiva.


Un tratamiento diferente se aplicará al segundo retablo que presenta afecciones, el de la Salvación de las Almas, constituido por un bajorrelieve muy deteriorado. La madera tiene importantes daños por la presencia de xilófagos, que han provocado, según Jiménez, "pérdidas de gran calibre". El retablo se completa con un lienzo frontal, igualmente muy dañado. Los restauradores creen que esta pieza procede de la iglesia del Carmen de Gea, un templo cerrado al culto desde hace tiempo y cuyo interior fue desmantelado.


El proyecto de recuperación de este patrimonio religioso, en el que están trabajando cinco restauradores, ha supuesto una inversión de 15.000 euros, que han sido financiados por la parroquia con la colaboración de aportaciones de particulares.


Está previsto que las labores concluyan en el plazo de un mes, tras lo cual la Fundación llevará a cabo un trabajo en la reja de la catedral y en la Escalinata de Teruel.

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