El aeropuerto, un boyante negocio que ha superado las previsiones

El complejo aeronáutico de Teruel está al completo a los tres años de estrenarse con 81 grandes aviones aparcados, la mitad de ellos llegados de fuera de Europa.

La empresa de estacionamiento y mantenimiento de aviones Tarmac explota la campa.
La empresa de estacionamiento y mantenimiento de aviones Tarmac explota la campa.
A. García/Bykofoto

El aeropuerto de Teruel ha pulverizado las previsiones de ocupación que se hicieron cuando entró en servicio, hace tres años. La llegada de aviones para su estacionamiento y conservación ha desbordado las disponibilidades de la campa de aparcamiento y ha obligado a poner en marcha a toda prisa una primera ampliación que duplicará la capacidad de acogida, hasta alcanzar los 120 aviones. Actualmente, están aparcados en el complejo aeroportuario turolense 81 aviones –llegó a reunir un máximo de 84–, cuando la superficie disponible no alcanza más que para 60. El resto se han tenido que acomodar en un parquin provisional a la espera de la ampliación en curso, que costará 1,3 millones de euros y se extenderá por 50 hectáreas.


La inversión necesaria para construir el aeropuerto –pista de aterrizaje de 2,8 kilómetros, hangar, edificio de control y campa de estacionamiento– ascendió a 49,5 millones de euros, financiados con el Fondo de Inversiones de Teruel. Los frutos han sido la creación de 150 empleos, la mitad de los cuales corresponden a Tarmac, la filial del gigante de la aviación Airbus concesionaria de la explotación del aeropuerto para estacionamiento, conservación y reciclado de aviones. A la empresa de mantenimiento se han sumado otros siete operadores, algunos de ellos con gran potencial innovador y laboral. PLD Space, que prueba motores para cohetes en un banco de ensayos, tiene 9 operarios, pero a lo largo de 2016 duplicará la plantilla hasta 15 o 20.


El director del aeropuerto, Alejandro Ibrahim, considera que el crecimiento de la actividad ha "superado" lo previsible y constituye "un éxito" para todos los agentes implicados en el proyecto. Refleja también el acierto del "modelo de negocio" elegido, basado en la actividad industrial vinculada a la aeronáutica. Y todavía queda un campo por desarrollar en la cartera de Tarmac, el reciclado de aviones, aún en mantillas.


La empresa que acapara la actividad del aeropuerto, Tarmac, ha atraído por sí sola en tres años a 182 aviones de gran tamaño, correspondientes a distintos modelos de los principales fabricantes: Boeing, Airbus y Bombardier. El ritmo de llegadas de grandes aeronaves se ha duplicado en el último año, al pasar de 54 entre marzo de 2014 y el mismo mes de 2015 a 120. Solo el 13% llegaron de aeropuertos españoles, el 42% arribó del resto de Europa y el 45%, de Asia, África y América. Entre los orígenes y destinos extraeuropeos, figuran lugares tan alejados y dispares como Kansas y Dallas (Estados Unidos), Argel (Argelia), Rabat (Marruecos) y Trípoli (Libia), Kinshasa (República Democrática del Congo), Taipei (Taiwan), Tokio (Japón) y Kuala Lumpur (Singapur).


El director del aeropuerto achaca el protagonismo de los países externos al Espacio Schengen –que aglutina a toda Europa– a que el negocio de la aviación está "maduro" –saturado– en el Viejo Continente, mientras que crece de forma acelerada en otras áreas geográficas, como Asia. "Donde hay más crecimiento hay más demanda de servicios aeronáuticos", concluye. También es relevante el hecho de que la sede original de Tarmac, en Tarbes (Francia), tenga una capacidad muy limitada –25 aviones estacionados–, frente a la amplitud de la campa turolense.

Cielos despejados

Las buenas condiciones meteorológicas de Teruel –cielos despejados y un clima seco y frío–, unidas a la descongestión del espacio aéreo y la disponibilidad de amplias superficies de suelo fueron claves para poner en marcha el proyecto en 2004 a través de un consorcio coparticipado por la DGA y el Ayuntamiento. El complejo se extiende por 340 hectáreas, ocupadas hasta hace pocos años por campos de cereal de secano y por un polígono de tiro del Ejército del Aire. Los datos de tráfico, negocio y empleo acumulados en solo tres años de actividad aeronáutica demuestran el acierto de la apuesta. El número de operaciones se ha triplicado sobradamente entre el primer año de funcionamiento –de marzo de 2013 al mismo mes de 2014– y el último, pasando de 178 a 620. En ese mismo intervalo, las llegadas y salidas de grandes aviones –vinculadas a la actividad de Tarmac– se han multiplicado por 15 al pasar de 8 a 120.


Pero los grandes aviones no son la única fuente de negocio para la Plataforma Aeroportuaria de Teruel-Aragón (PLATA) –denominación oficial del aeropuerto–. Desde que abrió sus puertas en marzo de 2013, ha registrado 1.197 operaciones –aterrizajes y despegues– y la mayoría de ellos corresponden a aviación general –avionetas deportivas y de aeroclubes–, jets privados y aeronaves de Policía Nacional, Guardia Civil o del servicio de extinción de incendios, que tiene su base en el antiguo campo de tiro.


Las previsiones apuntan a que el ritmo de llegadas y salidas se mantendrá ascendente hasta 2019. La evolución positiva ha permitido alcanzar el equilibrio entre los ingresos y gastos de explotación en 2015. Tarmac, que abona un canon anual de 1,25 millones de euros –la cuantía crecerá progresivamente hasta alcanzar esta cifra el sexto año de concesión–, permitirá a la Administración recuperar la inversión inicial en los 25 años de concesión.

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