La mina de interior de Samca en Ariño cerrará en 2016

La clausura eliminará 130 empleos que, en parte, podrían compensarse
con una nueva explotación de exterior.

La máquinas extraen carbón en la mina de Samca en Ariño.
La máquinas extraen carbón en la mina de Samca en Ariño. Antonio garcía./Bykofoto
Antonio garcía./Bykofoto

La última mina de carbón de interior que permanece activa en Aragón, el pozo Santa María de Ariño, propiedad de Samca, cerrará su puertas el 31 de diciembre de 2016 con la pérdida de sus 130 puestos de trabajo. El alcalde de la localidad, Joaquín Noé, explicó ayer en Teruel que la desaparición de la explotación subterránea "está a la vuelta de la esquina" y urge buscar una alternativa laboral a los mineros afectados.


Aunque las empresas mineras no competitivas tienen que cerrar sus puertas en 2018, como muy tarde, Samca adelanta sus planes dos años. Joaquín Noé explicó que parte de los trabajadores que perderán su trabajo podría recolocarse en la mina a cielo abierto que la empresa proyecta entre Oliete y Alcaine, que generará en torno a cincuenta empleos. Noé dijo que la situación más complicada será la de los empleados de las subcontratas de Samca. El alcalde señaló que la apertura de la mina de exterior se demorará en torno a dos años por los trámites administrativos.


El alcalde recalcó la importancia de mantener la actividad minera para asentar población en la provincia, sobre todo en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos. Joaquín Noé cuantificó el empleo directo generado por la extracción de carbón en 1.000 trabajadores, cifra que elevó a 4.000 si se incluye el empleo indirecto.


Noé recalcó que la extracción de carbón tiene futuro en la provincia por la rentabilidad de sus explotaciones a cielo abierto y las reservas que atesora, cifradas en 340 millones de toneladas. Señaló, no obstante, que la continuidad a corto plazo depende de que el Gobierno regule la utilización del mineral autóctono por parte de las eléctricas.


También la Compañía General Minera proyecta abrir una explotación de exterior en Castel de Cabra, una iniciativa condicionada a que se garantice la continuidad de la térmica de Andorra. El futuro de la central a largo plazo exige la inversión de 200 millones de euros en su reforma.

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