El largo viaje de los polluelos de águila azor

Red Eléctrica de España acaba de recibir el Premio Europeo de Medio Ambiente por un proyecto sobre corredores de vuelo, con implicación de Teruel.

Hace siete meses que dos polluelos de águila azor perdicera –pertenecientes a dos de las 26 parejas de esta especie amenazada contabilizadas en Aragón– fueron marcados con emisores satélites para conocer sus movimientos. Desde entonces, técnicos de protección de la naturaleza del Departamento de Agricultura han hecho un seguimiento exhaustivo de sus desplazamientos: de sus primeros vuelos y sus posteriores recorridos, mucho más largos tras comenzar su fase de emancipación.


La iniciativa forma parte de un convenio de biodiversidad suscrito hace dos años entre el Gobierno de Aragón y Red Eléctrica de España con el objetivo, según señaló el delegado en Aragón de la compañía, José Ignacio Lallana, de recibir datos "sobre los hábitats y comportamientos de estos ejemplares". Mediante esta información se pretende, en definitiva, conocer los riesgos que sufren estas aves a lo largo de su vida, una valiosa información que permite a Red Eléctricas minimizar el impacto de sus instalaciones sobre la avifauna.


Se sabe que los polluelos, uno de los cuales fue marcado en la zona de Alcañiz y el segundo, en un paraje situado entre Alcorisa y Berge, han emprendido un largo vuelo, alejándose hasta lugares como Madrid y Cádiz. "Es –según explicó Lallana– algo habitual en las costumbres de esta especie". "Mientras que las parejas adultas mantienen una cierta estabilidad en una zona concreta, los ejemplares jóvenes vuelan a lo largo de muchos kilómetros para luego regresar al entorno donde nacieron", agregó el delegado de Red Eléctrica.


Según destacó, la labor realizada por los técnicos del Departamento de Medio Ambiente fue "encomiable, sobre todo, durante la captura de las águilas y su posterior marcaje que requirió un delicado proceso para evitar el estrés de las aves". Además de los polluelos, en Aragón se instalaron emisores a dos ejemplares adultos.


El seguimiento de los pollos del águila azor, que se puede prolongar durante cuatro o cinco años, se enmarca dentro de un proyecto de Red Eléctrica de España para conocer y cartografiar los corredores de vuelo de las aves. Es un trabajo de investigación que ha obtenido recientemente el Premio Europeo de Medio Ambiente, en la categoría especial Empresa y Biodiversidad, que otorga la Comisión Europea de Medio Ambiente a aquellas compañías que combinan la innovación, la competitividad y actuaciones ambientales sobresalientes.


Este sistema de seguimiento de las aves facilita la elaboración de mapas sobre las zonas más sensibles, pasos migratorios o de anidamiento, de diferentes especies, lo que permite identificar las áreas con mayor riesgo de colisión para adoptar medidas correctoras.


José Ignacio Lallana señaló que las principales afecciones que se pueden producir en sus instalaciones tienen que ver con la colisión, ya que, a su juicio, "no se dan casos de electrocución por la gran distancia que existe entre las torres de alta tensión". Sin embargo, los cables de protección, mucho más delgados, pueden entrañar el mayor riesgo. La colocación en los tendidos de espirales de vivos tonos naranjas o rojos, y cruces de neopreno negro, llamados también ‘salvapájaros’, es la fórmula adoptada para que las aves puedan identificar la presencia de las finas líneas de cables.


Para la elaboración del cartografiado, se han estudiado las costumbres de 44 especies diferentes de aves de diversas comunidad autónomas, algunas de ellas endémicas, como el quebrantahuesos en Aragón. El águila se eligió por tratarse de un grupo amenazado.