TRIBUNALES

El jurado decidirá si Pilar Mir murió violentamente o por un accidente

Los peritos de una y otra parte en el juicio contra el marido de la víctima confrontaron ayer, durante más de ocho horas, sus tesis.

Los peritos de la defensa explicaron ayer a la sala su versión de los hechos.
El jurado decidirá si Pilar Mir murió violentamente o por un accidente
ANTONIO GARCíA

El jurado popular designado para enjuiciar por segunda vez a José Tomás Egea -el vecino de Calanda sospechoso de haber matado con un cuchillo a su esposa y absuelto ya de ese delito en un primer proceso- deberá deliberar a partir de hoy sobre las dos hipótesis barajadas durante la vista oral: que la mujer fuese víctima de un homicidio o que, por el contrario, falleciera por un accidente doméstico.


Durante más de ocho horas, los peritos de las acusaciones -Fiscalía, abogado del Estado y hermanas de la víctima- y de la defensa confrontaron ayer sus versiones, apoyadas por datos científicos. Por ello, y con el fin de explicar el origen de la muerte de Pilar Mir, de 53 años de edad, ocurrida la mañana del 15 de septiembre de 2007, la sala de la Audiencia Provincial de Teruel se convirtió a lo largo de toda la jornada en una auténtica clase de anatomía.


Las tres acusaciones sostienen que Pilar Mir murió acuchillada por su esposo cuando ambos se encontraban solos en su domicilio de Calanda. Los forenses del juzgado, quienes realizaron la autopsia al cadáver de la mujer y en cuyos informes se basan las partes acusatorias, se inclinan por esta posibilidad. Según ellos, la herida, situada en la parte izquierda del tórax de la víctima, tiene dos trayectorias que responden a que el arma entró en el cuerpo de la mujer, salió parcialmente al tiempo que cambiaba de dirección -debido al choque con una costilla- y volvió a penetrar causando una segunda herida de mayor longitud. Pilar Mir presentaba lesiones en el cartílago intercostal, en el estómago y en el riñón.


Para los forenses de la acusación, ese tipo de lesión exige la participación de otra persona. Descartan un accidente fortuito porque, a su juicio, para causar la herida estudiada, hubiera sido necesario que el cuchillo permaneciera en el suelo en vertical sin ningún apoyo y se le clavara a la mujer al caer sobre él, algo que consideran prácticamente imposible. Rechazan igualmente una autolesión por la dificultad que entraña para la víctima herirse por ese procedimiento.


Una caída contra el suelo


Sin embargo, los peritos de la defensa sostienen que la muerte de Pilar Mir fue un lamentable accidente doméstico producido al resbalarse la mujer y caer al suelo clavándose el cuchillo de cocina que llevaba en una mano. Esta ha sido desde un principio la versión de los hechos que ha ofrecido el esposo.


Para los doctores Lozano y Valcarreres, llamados por la defensa, la lesión se localiza en el abdomen y no en el tórax y tiene una única trayectoria, no dos. Ambos afirmaron que la tesis de los forenses del juzgado, según la cual existen dos recorridos, no explica por qué está dañada también la masa corporal que queda en medio de esas dos supuestas líneas.


Para Lozano y Valcarreres, las heridas que presentaba el cuerpo de Pilar Mir se produjeron por una sola cuchillada que atravesó en línea recta la piel, el octavo espacio intercostal y el riñón. Para ello, la víctima se encontraría medio agachada y con su columna vertebral muy flexionada hacia adelante, algo que encaja con la versión de un resbalón y una caída al suelo. «Fue un accidente doméstico, y así aparecen en los tratados de cirugía este tipo de lesiones», indicaron los doctores.


A lo largo de 3 días, cada una de las partes ha reiterado la postura que ya mantuviera en el primer juicio. No se han presentado nuevas pruebas y tan solo han cambiado los miembros del jurado y la magistrada que preside el Tribunal.


El veredicto absolutorio que dictó el primer jurado popular fue declarado nulo por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) al entender que no estaba suficientemente fundamentado. Los miembros de aquel tribunal popular exculparon a José Tomás Egea por cinco votos a favor y cuatro en contra ante la «falta de pruebas concluyentes» y las diferencias que ofrecían los informes forenses de una y otra parte. Quizá por ello, esta vez los jurados han formulado un mayor número de preguntas aclaratorias a los testigos y peritos del juicio.