HERALDO ABIERTO

"No todos queremos irnos de Teruel"

La nefróloga Belén Moragrega no encaja en la leyenda sobre la falta de médicos dispuestos a trabajar en la capital turolense. Ella lo haría encantada pero, paradojas de la vida, tiene que irse después de ocho años.

Belén Moragrega en la puerta del Obispo Polanco, donde ha trabajado ocho años.
"No todos queremos irnos de Teruel"
JAVIER ESCRICHE

Podría decirse que el suyo ha sido el proceso inverso. Mientras lo más habitual es que los médicos que trabajan en Teruel quieran trasladarse a otra ciudad más grande -casi siempre Zaragoza o Valencia-, la nefróloga zaragozana Belén Moragrega se va de la ciudad mudéjar muy a su pesar.


Tras ocho años como interina en el hospital público Obispo Polanco de Teruel, la plaza que ha venido ocupando en la Sección de Nefrología ha sido cubierta con un facultativo que ha ganado las oposiciones. Belén no ha tenido más opción que buscar otro destino, el hospital concertado San Juan de Dios de Zaragoza, donde empezará a trabajar en tan solo unos días.


El cambio le pilla con un piso comprado en Teruel, con uno de sus dos hijos escolarizado en esta ciudad -el otro tiene menos de tres años- y con su esposo solicitando un traslado de Huesca a Teruel. No solo eso; Belén se siente turolense y opina que la ciudad es "ideal para vivir con niños".


"En Teruel no hay prisas, se hacen amigos y solo está a una hora de Valencia y a una hora y cuarto de Zaragoza, por lo que puedes ir a estas dos ciudades de compras o a pasar un rato de ocio", explica la nefróloga, quien lamenta mucho tener que dejar a sus pacientes.


Dice que se va con muy mal sabor de boca. Que no esperaba que esto le sucediera. Sabe que ante los resultados de una oposición no hay nada que hacer legalmente y que en la actual situación de crisis sería muy difícil que la contrataran por encima de la plantilla, pero ve injusto que tras ocho años de trabajo no pueda quedarse en el Obispo Polanco. Ella también optó a la plaza, pero quedó en sexto lugar.


Añade que este periodo laboral ha coincidido con una fase de su vida en la que ha experimentado importantes cambios, entre ellos la maternidad. "Vine a Teruel con 33 años, una etapa en la que uno consolida su trabajo y forma una familia. No está bien que te echen a la calle", indicó.


A su mente acuden los problemas que en los últimos años ha sufrido el Obispo Polanco por falta de médicos especialistas y las dificultades de la Administración para encontrar facultativos dispuestos a trabajar en Teruel.


"No siempre es cierto que los médicos quieran irse de Teruel. Yo, desde luego, me quedaría, y creo que habría que incentivar de alguna manera a quienes estamos interesados en permanecer en la ciudad para evitar problemas posteriores", declaró Moragrega.


La médico apuntó que muchas de las plazas cubiertas ahora en Teruel con las oposiciones podrían quedar vacantes en un corto espacio de tiempo si sus propietarios solicitaran el traslado. "Lo más probable es que quien venga no haga ceniza", aseguró.


Critica también que la oferta de empleo público -sin convocar en varios años- haya sacado a concurso muy pocas plazas y, además, sin haber estado precedida de traslados de médicos de un lugar a otro.


Desde el Departamento de Salud del Gobierno aragonés señalaron que, tanto en el caso de Belén Moragrega como en otros similares, se intentó "la estabilidad", pero "no se puede pasar por alto una oposición". "El derecho de la persona que ha aprobado está por encima de otras cuestiones. El sistema es duro, pero justo", agregaron.