BEBER EN LA CALLE

El Ayuntamiento de Teruel prohibirá el botellón si molesta a los vecinos o lo protagonizan menores

El Consejo de Participación Ciudadana descarta la opción de habilitar espacios para esta práctica juvenil.

En la fotografía de archivo, un grupo de jóvenes participa en un botellón en un parque de la ciudad.
El Ayuntamiento de Teruel prohibirá el botellón si molesta a los vecinos o lo protagonizan menores
HERALDO

El botellón quedará prohibido en Teruel para los menores de 18 años y, para los mayores de edad, si causa molestias al vecindario. La regulación de esta práctica juvenil, que será incluida en la ordenanza de convivencia cívica en tramitación, se consensuó ayer en el Consejo de Participación Ciudadana, un órgano asesor del Ayuntamiento formado por asociaciones de vecinos, de padres de alumnos, partidos políticos y otros colectivos sociales.

 

La concejala delegada de Participación Ciudadana, la aragonesista Carmen Alonso, explicó que el botellón, entendido como una concentración en la vía pública en las que se consume alcohol, solo estará permitido si los participantes son mayores de edad y con su comportamiento no dificultan el tráfico rodado ni perturban la tranquilidad del vecindario, sus conductas no pueden considerarse inmorales y no deterioran el entorno.

 

El consumo de alcohol en las calles y plazas se podrá autorizar por el Ayuntamiento con motivo de la celebración de fiestas locales y patronales o dentro de la actividad de las terrazas de bar. La concejala explicó que la sanción del botellón podrá iniciarse a partir de las denuncias de vecinos o por la propia Policía Local al detectar el incumplimiento de la normativa.

 

Aunque por algunos de los integrantes del Consejo de Participación Ciudadana se apuntó en alguna ocasión la posibilidad de habilitar en la ciudad uno o varios botellódromos en los que el consumo de alcohol en un espacio público estuviera autorizado, finalmente el Ayuntamiento desecha esa solución.

 

Carmen Alonso explicó que, de acuerdo con los servicios encargados de la prevención de las drogodependencias y del consumo abusivo de alcohol, se descartó la opción del botellódromo por sus posibles efectos contraproducentes para las campañas de lucha contra el alcoholismo.

 

Alonso explicó que las sanciones por incumplir la regulación del botellón están todavía por determinar porque el régimen sancionador de la ordenanza de convivencia cívica es un apartado todavía por definir. Sin embargo, en un primer borrador de este documento se fijó en una multa máxima de 1.500 euros.

 

Al presentar el borrador de la ordenanza, el concejal de Seguridad Ciudadana, Luis Muñoz, señaló, el pasado julio, que la regulación del botellón pretende evitar sus efectos más molestos o perniciosos para la ciudad, aunque consideró inviable su prohibición radical dada la extensión que tiene esta práctica.

Regulación de las peñas

El próximo asunto a debatir en el Consejo de Participación dentro de la redacción de la ordenanza de convivencia cívica será la regulación de las peñas juveniles: locales -generalmente cocheras- usados por pandillas de jóvenes como lugares de reunión y diversión.

 

El Ayuntamiento aboga por la regulación de estos locales, que provocan repetidas quejas vecinales por las molestias que generan -ruidos y suciedad, principalmente-. Previsiblemente, incluirá la obligación de conseguir una autorización municipal para poder iniciar su actividad. El control público pretende garantizar, sobre todo, la salubridad y la seguridad de los locales. Las quejas vecinales llegaron al Justicia de Aragón, que remitió al Ayuntamiento una propuesta de regulación de estos espacios.

 

La aprobación de la ordenanza de convivencia cívica, tras su redacción consensuada en el Consejo de Participación Ciudadana, deberá someterse a la aprobación de los órganos municipales, empezando por la comisión informativa y acabando por el pleno. Aunque inicialmente el borrador municipal no incluía la regulación de las peñas juveniles, finalmente se abordará en este reglamento, que también afronta, entre otras cuestiones, la realización de pintadas, el manejo de mascotas o el vandalismo contra el mobiliario urbano.

 

Carmen Alonso no se quiso pronunciar sobre los plazos de aprobación de la ordenanza de convivencia cívica, además de recalcar su carácter de norma consensuada socialmente.