TERUEL

Una anciana fallece en Villel al arder la manta eléctrica con que se cubría

El fuego sorprendió a la mujer, de 88 años, mientras dormía. Vivía sola en una vieja casa de las afueras del casco urbano. Las dificultades de acceso a la vivienda complicaron el trabajo de los Bomberos.

Una vecina de Villel, Nieves Javier, de 88 años, falleció en el incendio registrado en su casa mientras dormía la noche del lunes al martes. La anciana vivía sola en una casa antigua de tres plantas de la calle Santa Bárbara, situada en una zona elevada del casco urbano ocupada, mayoritariamente, por casas deshabitadas. Las labores de extinción, en las que participaron bomberos del parque de Teruel, se prolongaron hasta las 3.15 de ayer. Con la muerte de esta mujer, son cinco las personas fallecidas en menos de un mes en Aragón como consecuencia de incendios accidentales de sus hogares.


Aunque la Guardia Civil investiga las causas del incendio, todo apunta a que se inició como consecuencia del funcionamiento de la manta eléctrica con la que la mujer se abrigaba durante la noche, muy fría en la localidad, situada en la Comarca de la Comunidad de Teruel. Cuando los bomberos lograron acceder al dormitorio, localizaron el cadáver de la anciana.


Según explicaron familiares y amigos, desde hace varios años, Nieves Javier apenas salía de su casa, situada a la afueras del casco urbano y comunicada con el resto del pueblo por calles estrechas y empinadas. Su movilidad, ya muy precaria, empeoró el pasado mes de enero, cuando tuvo que ser ingresada en el hospital Obispo Polanco de Teruel, según explicó un sobrino de la fallecida, Dionisio García. “Desde entonces -dijo García-, solo se movía de la cama al sofá con un andador”.

Nieves tenía cuatro hijos pero todos residen en Francia, donde también vivió la anciana antes de regresar a Villel. De su cuidado diario se encargaba una vecina y también los servicios sociales de la Comarca Comunidad de Teruel. Fue precisamente la cuidadora la que detectó el incendio cuando realizó una última visita a la mujer para confirmar que se encontraba bien después de dejarla acostada.


Dionisio García explicó que, cuando la mujer que cuidaba de su tía abrió la puerta del dormitorio, situado en el primer piso de la casa, ya no pudo entrar, porque “la cama estaba ardiendo y todo estaba lleno de humo”. La cuidadora dio la voz de alarma avisando a un sobrino de la anciana. Dionisio opinó que, probablemente, fue la intensa humareda la que acabó con la vida de la anciana. Un testigo de la extinción explicó que del balcón de la habitación incendiada, orientado hacia la fachada principal, salía una intensa humareda.


Un barrio despoblado

Uno de los pocos vecinos de Nieves Javier, Ernesto Monterde, explicó que, cuando los bomberos “después de echar mucho agua” pudieron llegar al dormitorio de la anciana, vieron que “no había nada que hacer” porque la mujer ya había fallecido. Ayer los únicos vestigios del trágico suceso registrado durante la madrugada eran la mancha de humo que tiznaba el vano del balcón del dormitorio, el cordón policial que impedía el acceso al interior de la casa y los regueros de hielo formados por el agua vertida por los bomberos.


Ernesto Monterde explicó que se enteró del incendio en torno a las 23.30 del lunes. Después de acostarse, escuchó ruidos por la calle. “Primero pensé que podrían ser ladrones o alguien que quería ocupar alguna casa vacía del barrio -relató-, pero, al asomarme por la ventana, vi trabajar a los bomberos, que tendían mangueras por la calle”.


Los vehículos de extinción no pudieron acercarse a la casa en llamas por su complicado acceso y los cinco bomberos participantes en el operativo tuvieron que tender decenas de metros de manguera. Además, según contó un vecino, el alumbrado público se apagó en la calle.


Debido a lo apartado de la casa y a las horas en que se produjo el suceso, la mayor parte de los vecinos de Villel no se enteraron del trágico suceso hasta la mañana de ayer. Fue el caso del alcalde, Faustino Mínguez, quien explicó que la mujer no quería ingresar en una residencia ni trasladarse a vivir con sus hijos a Francia. Añadió que, con la ayuda a domicilio de los servicios sociales y con una cuidadora, “estaba bien atendida, aunque pasaba las noches sola”.


Los hijos visitaban a Nieves con frecuencia -la última vez el pasado sábado-, porque ella se empeño en seguir en su casa. La vivienda siniestrada, de gruesas paredes de tapia y situada en una zona degradada del pueblo, dispone estufas para calefacción.


El funeral por la anciana se oficiará a las 17.00 de hoy en la iglesia parroquial.